sábado, 21 de diciembre de 2019

Pequeño, un borrico por Navidad

Maravillosa y emocionante historia y me atrevería a decir que sorprendente. Literalmente fue la última producción de Disney en la que intervinó Don Bluth (y la única de Disney que produjó y dirigió) antes de abandonar la compañia y, de hecho, podemos decir que fue su canto de cisne a la hora de un futuro prometedor. El título original de esta joya es "The Small One", mientras en hispanoamerica recibió el título de "Pequeño, un Cuento de Navidad" y en España el de "Un Borrico por Navidad". 


Un niño tiene que vender a su mejor amigo (con todo el dolor de su corazón) porque ya está demasiado viejo. Éste es su simpatico burrito Pequeño. Para ello van a la ciudad, siendo la condición del niño que el futuro dueño del burrito lo trate con cariño. Por eso no es de extrañar que escapara de un curtidor que lo quería para sacarle la piel al pobre animal. 


Lo peor es cuando es ridiculizado por un vendedor de caballos, el cual se rie del pobre burrito al que se monta, riendose de él. El niño replica con enfado a ser tan desagradable, diciendole que su querido amigo era digno para estar en la caballerizas de un Rey (frase muy relevante para lo que sería el final). El burrito saca fuerzas para librarse del vendedor, dandole una coz tremenda y huyendo niño y él. 


El niño no encuentran alguien honesto que pueda ser dueño de su querido Pequeño, llega la noche y... se encuentra con José, un hombre que quiere comprárselo, para llevar a su esposa a Belén, diciendo que lo tratara con mucha consideración y cariño. El niño y el burrito se despiden; ambos con una sonrisa. Lo que no saben, tanto el niño como el burrito, es que Pequeño terminará siendo elegido para una misión muy especial: llevar a la Virgen María a Belén para el nacimiento del niño Jesús; el nacimiento de un Rey.


Hace poco pude verla nuevamente después de muchisimo tiempo (desde la niñez para ser concreto) y sinceramernte volvi a experimentar la emoción de principio a fin no ya sólo por el argumento o la fantastica y realista animación, sino por una banda sonora extraordinariamente inspiradora. Una maravilla para el legado de Walt Disney (en una época precisamente no muy buena para la compañia, que, sin embargo, sacaba de vez en cuando algún corto magnífico. Ejemplo: Cuento de Navidad) y de un Don Bluth, que cuatro años después nos sorprendería con "NIMH, el mundo secreto de la señora Brisby".

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