sábado, 7 de diciembre de 2019

Otra vuelta de tuerca: dos niños inocentes

Una novela curiosa la de Henry James, la cual fue publicada en 1898, y que tiene un contexto determinado que no es otro que el de la sociedad victoriana de finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX. La historia no es narrada por la protagonista de la misma, una joven institutriz, criada en un evidente entorno evidente represivo, la cual es encargada de cuidar a dos niños, Flora y Miles, por parte de su tío (con la condición de que no le moleste para nada, haciendose cargo ella de su educación) y sobre los que unos seres fantasmales parecen ejercer una influencia terrible, algo que se remontan a cuando dichos espectros eran seres de carne y hueso. El hecho de que el niño fuera expulsado de colegio por unas extrañas circunstancias hace que todo parezca que se desencadene. 


Una historia de fantasmas clara que ha tenido múltiples interpretaciones, entre ellos el hecho de que los fantasmas sólo estén en la imaginación de la institutriz, ya que parece ser la única que ve a los espectros, a pesar de que, según ella, los niños también los ven (aunque éstos se niegan a tal posibilidad). Estamos en el plano subjetivo del que narra, la propia institutriz, algo que se pierde con las adaptaciones cinematográficas, teniendo como referencia la más conocida de todas, la del año 1961, cuyo título original es "The Innocents" ("Los Inocentes" en  inglés), aunque en España se denominó "Suspense" y en algunos casos "Posesión Demoniaca", siendo protagonizada ni más, ni menos que por Deborah Kerr. 


Por otro lado, es que la institutriz, una mujer soltera, que ha tenido educación muy represiva (como ya comenté), queda muy impresionada y preocupada por esas supuestas historias de promiscuidad (en el sentido de una época donde el concepto de pecado estaba la mayoría de las veces asociado al sexo). 


Historia de terror (como era entendido en aquella época) que hoy podría ser visto como un Thriller Psicológico, que juega mucho con las impresiones o interpretaciones que el lector le puede dar al relato. Una obra extraordinaria.

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