domingo, 10 de diciembre de 2017

La escondida fragilidad de Jean Seberg

Sería en un simple automóvil estacionado encontrado en la calle del barrio parisiense de Passy. Allí una mujer yace muerte. ¡Nadie se lo podía creer! ¡Era Jean Seberg! ¿La actriz de cine? ¡La misma! La gente no podía salir de su asombro y sentía dolor, mucho dolor por tal perdida. 


Jean Dorothy Seberg era natural de Iowa en los Estados Unidos, aunque su carrera (gran parte de sus actuaciones) la hizo en Europa y concretamente en Francia. El primer cineasta que le dio la alternativa fue Otto Preminger haciendo de Juana de Arco y muy pronto su labor fue muy alabada en la vieja Europa con películas como "Buenos Días, Tristeza" (¿Premonción?) que la catapultó para ser una de las musas de la Nouvelle Vague. 


Así protagonizó junto a Jean-Paul Belmondo el maravilloso filme de Jean-Luc Godard "Al final de la Escapada", una de las más reconocidas películas de la Nouvelle Vague, así como del propio Godard y del cine francés.

Belmondo y Seberg

Paradojicamente salvo en contadas ocasiones con películas como " Lilith" (historia romántica con un joven Warren Beatty) y "La Leyenda de la Ciudad sin nombre" (clásico Western con Clint Eastwood y Lee Marvin) rodadas en los Estados Unidos, sus papeles fueron en Europa, mientras era muy vigilada por el FBI por su simpatía hacía los Pantera Negras, un partido nacionalista negro, socialista y revolucionario que estaba bajo la lupa del Gobierno y muy especialmente de John Edgar Hoover (que declaró que era "la mayor amenaza interna para la seguridad del país"). 


Muchos aseguran que su simpatía propició que el FBI "propiciara" su muerte, pero lo cierto es que no sólo nunca se demostró, sino que Jean, a diferencia de los personajes de sus películas, era una mujer que adolecía de cierta fragilidad y que nunca alcanzó la estabilidad personal con tres divorcios. De ahí se determinó por parte de la policía que se había suicidado por una sobredosis de barbitúricos. ¿Suicidio, asesinato o inducción al suicidio? A muchos le siguen quedando dudas.


Lo cierto es que siempre nos quedará aquella mirada que enamoró a muchos, aquella mujer de escondida fragilidad. Una mujer que quiso ser feliz y no pudo. Una mujer que todos amamos y a la que queremos aún con el paso del tiempo.

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