El baloncesto nació de la necesidad. Sería un Invierno (de los más crudos debió ser) de 1891 cuando James Naismith un profesor de educación física de la YMCA (siglas de Young Men's Christian Association; Asociación Cristiana de Jóvenes en inglés) en Springfield, Massachusetts ideó un juego de unas 13 reglas, cuyo principal objetivo era meter una pelota en una canasta puesta a determinada altura.
El deporte se extendió como la espuma bajo el nombre de basketball hasta el punto de que con el tiempo se convirtió en uno de los más jugados en el país (Los Estados Unidos siempre ha sido una gran potencia del deporte de la canasta tanto a nivel amateur como profesional), así como en el mundo. A pesar de los cambios lógicos en cuanto a forma de jugar y normas, las reglas propuestas por el profesor canadiense (que en los años 20 se nacionalizó estadounidense) aún se mantienen. El propio Naismith fundó el programa de baloncesto de la Universidad de Texas y, durante su vida, pudo ver como la actividad física que el mismo había creado paso de ser un simple deporte de demostración en los juegos olímpicos de San Luis de 1904, a un deporte oficial en los de Berlin de 1936. Falleció en 1938.
Las contribuciones de Naismith al baloncesto le valieron numerosos homenajes póstumos, tales como pertenecer a diversos salones de la fama, siendo una de las personalidades baloncestísticas más reconocidas. ¿Quién se lo iba a decir a aquel profesor canadiense el invierno de 1891?
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