Una de las grandes desgracias de la Democracia Española es la existencia de una cámara como el Senado; esa cosa amorfa que ni los políticos saben explicar su funcionamiento porque sí lo hicieran, lo que harían sería el confirmar su función. Ésta no es otra que el cementerio de elefantes más lujoso del Reino en el que ellos mismos ponen a su gente (mediante los Parlamentos autonómicos) con la intención de que los que tienen causas pendientes sólo puedan ser imputados por el Supremo que, como todo el mundo sabe, esta conformado por jueces puestos por ellos mismos.
El caso de Griñán no es más que un ejemplo de los muchos que tiene a sus espaldas una cámara que no legisla como tal, sirviendo para escuchar al político de turno soltar bravatas al otro y que no es más que el mero entretenimiento de las viejas "glorias" de un pasado en muchos casos bastante deprimente.
Solución: cargarse una cámara que no sirve para nada efectivo que no sea el puestito de turno de muchos políticos que sólo se representan a ellos mismos.
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