domingo, 9 de octubre de 2016

El hombre del saco y el sacamantecas

Tradicionalmente a los niños que no querían irse a dormir los mayores les decían aquello de que "o te vas a dormir o viene el hombre del saco y te llevará". Este era un miedo suficiente como para que hasta el niño más revoltoso fuera a la cama. Era la técnica del asustador de niños.


El hombre del saco no era (y es) más que una figura propia del folkore español equiparable a la del coco en América Latina. Éste sería un hombre que vaga por las calles cuando ya ha anochecido en busca de niños extraviados para meterlos en un gran saco, llevándolos a un lugar desconocido. Muchos ven en el origen de esta historia a un crimen acontecido en Gádor en la provincia de Almeria (lo cierto es que no está confirmado como el origen de la leyenda). 
Francisco Ortega conocido como el Moruno era un enfermo de tuberculosis que buscaba desesperadamente una cura para su enfermedad por lo que acudió a la curandera Agustina Rodríguez, quien a su vez le envió al barbero y curandero Francisco Leona, el cual tenía antecedentes criminales y, a cambio de 3.000 de los antiguos reales, le reveló la cura que no era otra que la de beber la sangre que emanara del cuerpo de un niño y untarse en el pecho mantecas calientes.
Así Leona y Julio Hernández "el tonto", hijo de la mencionada Agustina, se ofrecieron a encontrar al niño y sería la tarde de un 28 de Junio de 1910 cuando secuestraron al niño Bernardo González Parra, que contaba con siete años y era natural de la Rioja. Metiendo al niño en un saco, los criminales lo trasladaron hasta un cortijo aislado en Araoz que Agustina tenía preparado, asesinandolo aplastandole el craneo con una roca, extrayendole grasa y el epiplón para confeccionar una compresa Francisco Ortega se aplicó en el pecho. El cuerpo llegaría a ser encontrado y, tras una minuciosa investigación, todos los implicados fueron condenados. Leona fue condenado al garrote vil, pero murió en la cárcel, mientras el cliente, Ortega, y Agustina, la curandera, fueron ejecutados. José, uno de los hijos de Agustina, fue condenado hasta a 17 años de prisión y la mujer de éste, Elena, fue absuelta. Por su parte Julio "el Tonto" fue condenado a muerte, pero resultó indultado por ser considerado demente.

Implicados en el crímen de Gádor

Un caso parejo a este del hombre del saco sería el del sacamantecas. Un hombre que asesina a mujeres y niños para extraerles la grasa corporal para hacer ungüentos curativos o jabones, ya que se consideraba que dicha grasa tenía poderes medicinales y especiales. Muchos crímenes fueron cometidos asociados a los sacamantecas, los cuales muchos eran curanderos (no todos) que se aprovechaban de la incultura de la época (no necesariamente este tipo de casos se daba en zonas rurales) para hacer negocio en base al rapto y asesinato. Dos casos muy llamativos sería el de Juan Díaz de Garayo, un tipo violento y despreciable que asesinó, violó y torturo a varias mujeres en Vitoria y el de la secuestradora de niñas, Enriqueta Martí, que pasó a la historia como "la vampira de Barcelona".
 

Este tipo de seres nefastos y miserables formaron parte de la historia negra de España y, con ello, pudieron dar origen al clásico asustaniños; aquel con el que infundian terrores a los más pequeños de la casa, si no se iban pronto a la cama. 

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