"Pertenezco por convicción y talante a una mayoría de ciudadanos que desea hablar un lenguaje moderado, de concordía y conciliación"
Adolfo Suárez, Julio de 1976
España estaba en una encrucijada. Hacía algunos meses que había muerto Franco y Juan Carlos I todavía seguía despertando cierta desconfianza en cuanto a sus intenciones. Arias Navarro era literalmente un desastre y el Rey quería cargárselo de todas las maneras posibles, pero temía la reacción de una parte del franquismo reacio a cualquier cambio. Fue entonces cuando se acordó de un joven al que había conocido Gobernador Civil de Segovia unos años antes con motivo de una comida. El entonces Príncipe Juan Carlos había quedado gratamente sorprendido por un hombre ciertamente cabal que representaba los valores del cambio político que necesitaba España tras décadas de dictadura.
Los periódicos y noticieros de todo tipo despertaron a los españoles un 3 de Julio de 1976 con la noticia de que Adolfo Suárez González había sido designado como Presidente del Gobierno de España. Desde la oposición se tachó de un error del Rey al apostar por un joven que no era más que otro reducto más del franquismo más rancio. Mientras los inmovilistas del régimen veían en este hombre a un personaje demasiado joven para cargar sobre sus espaldas al país que había dejado Franco. Desde los periódicos se tacho el nombramiento como "el error Suárez" y el Rey fue duramente criticado.
Pues resulta que ese joven consiguió poner de acuerdo a personas contrapuestas como Fraga y Carrillo, a él mismo con Felipe González y supo dinamitar el franquismo con la legalización de los partidos políticos (incluido el PCE), las primeras elecciones libres de la historia, la Ley para la reforma Política y las primeras elecciones legislativas que acaecerían en 1979. Ese hombre, vilipendiado a derecha e izquierda, insultado día si y día también, traicionado por el Rey y al que la sociedad española dio la espalda en su momento, fue algo más que un Presidente del Gobierno. Don Adolfo Suárez fue todo un acierto del que actualmente nos beneficiamos todos. Puede que no fuera el mejor político de la historia, pero si fue lo que España necesitaba en esos momentos.
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