Esta película marcaría el reconocimiento en forma de premios de Ingmar Bergman, aunque eso no deja de ser una simple anécdota cuando comprobamos que aún siendo una historia trágica, es de una belleza indescriptible tanto visual como argumentativa, demostrando que desde la sencillez se puede contarlo todo y de la forma más tajante posible.
Nos encontramos en la Suecia de la Edad Media (Siglo XIV). Karin (Birgitta Petterson) es la única y mimada hija del Rey Töre (Max von Sydow) y de Märeta (Birgitta Valberg). En su aldea no hay Iglesia y tienen la tradición de que una vez al año una doncella debe llevar los cirios a la Virgen, siendo Karin la encargada de hacerlo ese año. Su madre, temerosa de que le pase algo, hará que la acompañe Ingeri (Gunnel Lindblom), una joven que trabaja soltera de criada en su casa, la cual está embarazada.
La hija siente devoción por su padre |
Ingeri ese día se levantó enfadada y rogando al Dios Odin para que cumpliera sus deseos de acabar con la joven Karin, ya que la vio la noche anterior bailando y en una actitud cariñosa con el hombre al que ella ama. Lo cierto es que Ingeri no soporta a Karin, siempre tan perfecta, siempre tan confiada de todos. A medio camino, Ingeri le pide que regresen a casa, pues se encuentra cansada, decidiendo Karin continuar el camino sola, dejando a Ingeri en un molino de donde huirá poco tiempo después debido que el molinero, un ser solitario y extraño, el cual hace sacrificios a Odin, pretende propasarse con ella.
Karin, se siente entretanto feliz disfrutando de la belleza de la primavera en el bosque. En ese momento se encuentra con tres pastores (Tor Isedal, Axel Düberg y Ove Porath) los cuales, maravillados de la belleza de la muchacha, se hacen los encontradizos.
Karin entabla conversación con ellos, contandoles que son hermanos huérfanos (uno de ellos menor de edad) faltándole la lengua a uno de ellos porque se la arrancaron unos malvados. La Apiadada y demasiado confiada Karin decide darles su comida, a lo que ellos contestan que solo la aceptarán si come con ellos. Van a un claro del bosque donde comparten la comida, mientras ella presume ante los pastores de ser una Princesa hasta que se da cuenta por la mirada perversa de los pastores lo que pretenden hacer con ella.
Karin entabla conversación con ellos, contandoles que son hermanos huérfanos (uno de ellos menor de edad) faltándole la lengua a uno de ellos porque se la arrancaron unos malvados. La Apiadada y demasiado confiada Karin decide darles su comida, a lo que ellos contestan que solo la aceptarán si come con ellos. Van a un claro del bosque donde comparten la comida, mientras ella presume ante los pastores de ser una Princesa hasta que se da cuenta por la mirada perversa de los pastores lo que pretenden hacer con ella.
Antes de que pueda hacer nada, los dos mayores se abalanzan sobre la joven, violandola, tras lo cual el mudo la golpea con una rama en la cabeza, acabando con su vida, robando sus ropajes antes de huir sin que Ingeri, testigo del suceso y acobardada por tal hecho, hiciera nada por ayudarla. Los deseos de Ingeri de que a la joven Karin le pasara algo se han cumplido, lo cual la horroriza.
En su huída, los pastores llegan, sin saberlo, hasta la casa de los padres de Karin, donde piden que les permitan pasar la noche, la cual se prevé que sera terriblemente fría. Así, el Rey Töre los acoge, invitandolos, aunque el más pequeño se siente tan mal. Se encuentra tan atenazado por la culpa, que no puede tragar nada, lo que llama la atención de la esposa del Rey, Märeta. Por la noche, mientras rezan sus oraciones, Märeta se muestra inquieta y asustada por el hecho de que su hija no hubiera regresado. Su marido trata de calmarla, ya que en alguna ocasión anterior se quedó en el pueblo sin su permiso.
Tras escuchar un chillido, Märeta acude al aposento de los pastores, encontrando al pequeño de los hermanos con sangre, pues le cortaron la lengua para que no hablara. El mayor de ellos le ofrece a Märeta, en compensación por su hospitalidad, una bella túnica, la cual, según él, perteneció a su hermana, pero la mujer reconoce los ropajes. Son los de su hija Karin. Sin decir nada, Märeta cierra la puerta para que no puedan escapar y va a contarle todo a su marido, que, lleno de furía contenida, decide acabar con los asesinos de su hija.
Antes de hacerlo, Töre habla con Ingeri, pidiendole que le cuente lo ocurrido. La muchacha se derrumba y le cuenta al Rey cómo ocurrió todo, culpándose de ello, pues, afirma, que le pidió por la mañana al Dios Odín que ocurriera algo malo a su hija.
Antes de hacerlo, Töre habla con Ingeri, pidiendole que le cuente lo ocurrido. La muchacha se derrumba y le cuenta al Rey cómo ocurrió todo, culpándose de ello, pues, afirma, que le pidió por la mañana al Dios Odín que ocurriera algo malo a su hija.
Töre lleno de dolor... e ira |
Tras purificarse, dándose un baño y golpeándose con ramas de abedul, el Rey se hace con el cuchillo de sacrificar reses y va hasta la estancia donde duermen los pastores, descubriendo entre sus pertenencias el vestido y los zapatos de Karin. Cuando se despiertan acaba con el primero de los hermanos, el mudo al que acuchilla, estrangula al segundo t, tras intentar huir, lanza finalmente al niño contra la pared.
Guiados por Ingeri, a la mañana siguiente, se adentran en el bosque junto con sus sirvientes para buscar el cuerpo de su hija. Durante el tortuoso camino Märeta se autocastiga, acusandose de ser la culpable por haber sentido celos de que su hija prefiriera a su padre antes que a ella y de que Dios la castiga a ella con el asesinato de la joven. Töre no sólo no lo entiende así, sino que afirma que todos son culpables.
Finalmente encuentran el cadáver, Töre asegura que no comprende los designios de Dios, por qué ha ocurrido todo esto, pero le pide perdón por sus dudas y ante el cadaver de su propia hija, le promete levantar con sus propias manos, las mismas con las que asesinó a los pastores, una Iglesia para expiar sus culpas en ese mismo lugar; el lugar donde asesinaron a su hija. Cuando levantan el cadáver, ven cómo del lugar en que estaba la cabeza de la joven, surge un manantial de agua pura, arrodillándose todos ante el impresionante milagro.
Finalmente encuentran el cadáver, Töre asegura que no comprende los designios de Dios, por qué ha ocurrido todo esto, pero le pide perdón por sus dudas y ante el cadaver de su propia hija, le promete levantar con sus propias manos, las mismas con las que asesinó a los pastores, una Iglesia para expiar sus culpas en ese mismo lugar; el lugar donde asesinaron a su hija. Cuando levantan el cadáver, ven cómo del lugar en que estaba la cabeza de la joven, surge un manantial de agua pura, arrodillándose todos ante el impresionante milagro.
La vida, la muerte, la relación con el más allá, la religión, el amor... todo eso viene unido al cine de Bergman y a esta película no sólo hay que añadirle eso, sino la sed de venganza por el ser perdido, ultrajado por unos bandidos e incluso de esa terrible muerte es capaz de salir un manantial de agua pura tal y como era aquella joven vilmente asesinada. Sólo un cineasta como Bergman es capaz de contar una historia sin resultar cargante al espectador, demostrando porque es uno de los cineastas más grandes de la historia.
Ficha
Dirección
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Ingmar Bergman
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Producción
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Ingmar Bergman
Allan Ekelund
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Diseño de produción
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P.A. Lundgren
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Guión
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Ulla Isaksson
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Música
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Erik Nordgren
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Fotografía
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Sven Nykvist
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Montaje
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Oscar Rosander
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Vestuario
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Marik Vos-Lundh
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Otros datos
País
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Suecia
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Año
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1960
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Género
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Drama
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Duración
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89’
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Protagonistas
Actor
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Personaje
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Max von Sydow
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Rey Töre
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Birgitta Valberg
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Märeta
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Gunnel Lindblom
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Ingeri
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Birgitta Pettersson
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Karin
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Axel Düberg
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Thin Herdsman
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Tor Isedal
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Mudo Herdsman
|
Allan Edwall
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Mendigo
|
Ove Porath
|
Niño
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Premios
Oscar
Categoría
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Persona
|
Oscar a la Mejor Película
Extranjera
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-
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Globo de Oro
Categoría
|
Persona
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Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera (Premio Samuel Goldwyn)
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-
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Festival de Cannes
Categoría
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Persona
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Mención Especial
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-
|
Festival de Seminci
Categoría
|
Persona
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Espiga de Oro: Mejor
Película
|
-
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