Sería a mediados de los años 60 cuando Francisco Ibáñez sacaría a la luz la historia de dos tipos bastante chapuzas que en teoria se dedican a reparar toda clase de averias, pero lo cierto es que provocan tales desaguisados que más que reparar lo que hacen es empeorar lo que ya estaba mal. Me refiero a Pepe Gotera y Otilio.
Los dos personajes reflejan un poco lo peor de la sociedad caricaturizadamente claro. Un capataz, Pepe Gotera, con un bombin rojo y un gran bigote que mira y manda sin mancharse las manos y sin intervenir mucho y un subalterno como Otilio extremadamente vago, que es el que suele provocar los lios (que Pepe Gotera paga muy caro) y que destaca por su brutal apetito que le lleva a comer platos completamente absurdos (un bocadillo de elefante, de ballena, de vaca,
etc.).
En el fondo no son más que la extrapolación de Mortadelo y Filemón al mundo de las chapuzas con un jefe que acaba pagando las meteduras de pata de su socio,
y por su ineptitud la mayor parte de las historietas acaban con
una carrera en la última viñeta, siempre con Otilio delante y con un
cliente enfurecido por el resultado detrás.
Dos personajes que forman parte de lo mejor salido de la cabeza de un grande de la viñeta como Francisco Ibáñez. Sólo a él se le podía ocurrir la historia de dos chapuzas tan desastrosos.
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