Nos encontramos en la final de la Copa del Mundo de 1966. Inglaterra, que actuaba como local, tenía que ganar sí o sí. Al menos eso había parecido con algunas decisiones más o menos polémicas de los árbitros (en cuartos de final, el argentino Rattin fue expulsado textualmente por "mirar mal al árbitro"). Tenían un buen equipo (Bobby Charlton, Moore, Stiles, Hurst, ...), pero precisamente por eso no necesitaban ayuda. En frente tenían una potentísima Alemania Federal dirigida con maestría por Uwe Seeler y que ya contaba con un jovencísimo Franz Beckenbauer.
Los germanos se adelantaron con gol de Haller, demostrando que no iba a ser pan comido para los ingleses. Un gol del potente Hurst puso la igualada y en el 78 Peters anotaba para Inglaterra. Cuando los locales acariciaban el título, Weber llevaba el partido a la prórroga.
En la misma ninguno tomaba la iniciativa, prefiriendo el contragolpe. En uno de ellos un centro es recogido por Hurst que sortea al defensa y mete un trallazo que toca en el larguero y en el suelo para salir fuera. El árbitro no da gol hasta que ve al linier. Este le confirmó que había sido gol y ambos corrieron al centro ante las alegrías inglesas y protestas alemanas. Otro gol de Hurst certificó la primera y hasta ahora única victoria de Inglaterra en un Mundial.
Gol fantasma |
Todos los medios dieron por hecho que había cruzado la línea, aunque las dudas persistieron. Tanto imágenes fijas como vídeos demostraban que no había cruzado completamente la línea de gol.
Lo cierto es que el balón no entro, algo que fue confirmado por el propio Geoffrey Hurst, el único futbolista que ha metido hasta el momento tres goles en la final de un Mundial, aunque uno no entró.
Final
Gol fantasma
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