sábado, 4 de febrero de 2017

Terrible elegía

Aunque resulte llamativo hay elegías bellas porque en el fondo reflejan lo que tarde o temprano puede sentir a todo ser humano. En general las elegías las asociamos a la perdida del ser humano, pero lo cierto es que éstas versas sobre el lamento por la perdida de cualquier cosa como la vida, la ilusión o incluso un sentimiento. Terrible, terrible elegía. 


Las elegías, poemas de corte trágico, provienen de la cultura helena, los cuales versaban sobre la inexorabilidad de la muerte y el dolor que ello suponía. Entre los principales autores griegos de elegías contamos con el gran Solón (uno de los denominados como siete sabios de Grecia), Teognis (defensor del concepto de carpe diem, "vive la vida") y Mimnermo (el cual solía se lamentaba brevedad de la vida y el paso a la vejez) entre muchos otros. Por otra parte, entre los poetas latinos más reconocidos dentro de la elegía nos encontramos con Propercio (muy reconocido por su visión trágica del amor), Tibulo y Ovidio. 

Fragmento de una elegía de Mimnermo

Sería el Renacimiento el que volvería a recuperar la elegía, siempre con ese aire trágico que lo caracterizaba. Cualquier poema que lamente la muerte o el dolor de la perdida puede ser una elegía. Los españoles tenemos grandes elegías muy reconocidas, aunque merecen ser destacadas tres:  "Coplas por la muerte de su padre" (terrible y hermoso a la vez) de Jorge Manrique, "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías" de Federico García Lorca y la Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández, el cual fue un autor muy destacado por tener muchas referencias a la muerte en todo su poemarío. 

Miguel Hernández

Las elegías no son más que poemas, tristes poemas es verdad, pero que demuestran a los mortales que a pesar del dolor y posterior lamento, unos versos sobre lo perdido también pueden ser bellos; dolorosamente bellos.

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