Antes de nada he de decir que Donald Trump no me gusta (Ya lo habrán comprobado si me leen con asiduidad). Sus actitudes groseras y machistas son intolerables, pero... es el Presidente de los Estados Unidos de América y como tal cualquier mandatario del mundo debe tratar con él quiera o no. Las críticas a Mariano no sólo han sido desmedidas, sino de una torpeza inconmensurable, algo que es esperable de la extrema izquierda española, pero en ningún caso de un PSOE, que sabe que en política internacional efectivamente puedes defender tus posiciones, pero no desde el griterio propio de un chiflado que sólo vela por sus intereses en función de la ideología propia y no por el de los demás.
Porque como todo el mundo debe saber de tener una buena relación con determinados países y, por lo tanto, con sus Presidentes, dependen gran parte de las inversiones españolas en el extranjero, que crean riqueza, dan buena reputación a la denominada Marca España y generan puestos de trabajo de forma directa e indirecta. Aquí se ha comercializado con países nada democráticos e irrespetuosos con los derechos humanos como China o Marruecos y no se ha montado una algarada absurda como la producida por una llamada de cortesía de unos 15 minutos con un señor que te podrá gustar o no, pero ha sido elegido por sus ciudadanos de forma libre.
Bien me parece que Rajoy se haya ofrecido como interlocutor o mediador no tanto con Europa u Oriente Medio, sino con América Latina, una posición lamentablemente olvidada desde la etapa zapateril, poniendo acento en que España como madre Patria puede servir de nexo de unión y conversación entre el Presidente de los Estados Unidos y la América hispana. En cuanto a la supuesta posición de la UE frente a Trump es tan risible que no merecería un comentario salvo que Europa no tiene posición conjunta y que no hace falta que venga el Presidente de los Estados Unidos ha "cargarse" la UE; los europeos ya se la han cargado ellos solitos, empezando por nuestros amigos ingleses con el Brexit.
Creo que algunos deberían abandonar ese aire histerico que se ha generado desde que el mes de Noviembre ganó el señor Trump. Hay que ser sensato y pensar que la política internacional, así como la diplomacia es una cosa demasiado seria. Un mal gesto o una mala contestación no repercute en una persona, sino en millones.
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