Primero, lo obvio. Una bacanal eran fiestas celebradas durante la República Romana, las cuales estaban dedicadas a Baco o Dionisios (su equivalente griego), Dios del vino. Estas fiestas procedentes de la cultura helena, eran fiestas casí ritualista donde el desenfreno era la nota predominante, teniendo como punto culminante las orgias, una vez todos se encontraban ebrios.
Las bacanales siempre se celebraban en secreto y en su inicio con la sola participación de mujeres en la arboleda de Simila, cerca del monte Aventino, una de las siete colinas de Roma, entre el 16 y 17 de Marzo. Posteriormente, la participación en los ritos se extendió a los hombres y las celebraciones tenían lugar cinco veces al mes. Las sacerdotisas, que llevaban a cabo esos ritos, se llamaban bacantes.
Sacrificio a Baco |
Durante mucho tiempo se celebraron bacanales, participando toda clase de personas, las cuales guardaban el secreto de su celebración. Todo eso debido a que curiosamente Baco no tenía especialmente una buena reputación y que desde la elite imperial se veía con malos ojos todo tipo de rito secreto. Las bacanales se mantuvieron secretamente hasta que una cortesana llamada Hispala Fecenia reveló el secreto de estas prácticas a un joven que amaba, Publio Aebutio, para protegerlo de su propia madre que quería iniciarlo en los misterios del Dios Baco.
Publio se negó a ser iniciado, llegando a ser obligado por su madre y por el marido de ésta, pero buscó refugio con una de sus tías, que le aconsejó que le contara tal historia al Cónsul Postumio, el cual llevó a cabo una investigación secreta. El Senado, al conocer la existencia de tales bacanales (también es cierto que algún senador pudiese haber participado en alguna) temió que, bajo la secta, se ocultase una conspiración contra la República por lo que encargó a los diferentes Cónsules informes contra las bacanales y los sacrificios nocturnos, prometiendo recompensas a los informantes y prohibiendo las reuniones de iniciados. La notoriedad de estas fiestas, donde supuestamente se planeaban muchas clases de crímenes y conspiraciones políticas, provocó en el 186 a. C. un decreto del Senado, el Senatus consultum de Bacchanalibus, por el que las bacanales fueron prohibidas en toda Italia, excepto en ocasiones especiales que debían ser aprobadas específicamente por el Senado.
Decreto donde se prohibían las bacanales |
A pesar de este severo decreto contra quienes se sorprendiera en una bacanal, lo cierto es que estos ritos no fueron sofocados, especialmente en el sur de Italia, durante mucho tiempo. Hoy en día, se considera a los carnavales en parte (sobre todo por el desenfreno) como herederos no sólo de las bacanales, sino de las saturnales y lupercales.
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