Todos hemos conocido a Jim Henson... por sus elaboradas creaciones. Todo comenzó con los teleñecos en aquel lejano 1955. Ese año comenzaron su andadura un grupo de títeres muy especial y a los que todos conocemos: la rana gustavo, Peggy, Fozzie el oso, el gran Gonzo y tantos otros que hicieron las delicias de los niños durante décadas y décadas.
Mientras la televisión se llenaba con los teleñecos, Henson continuo con varios proyectos, que incluían el mítico Barrio Sesamo en el que muchas de sus creaciones participaron activamente, pero ¿Cuál era el secreto del éxito del bueno de Jim?
Henson creó un grupo interesante de personajes mediante ideas novedosas con un sentido del rítmico y humoristico que
conectó con una audiencia tanto infantil como de adultos (pudiera ser que hoy en día lo tuviera más complicado con la gran cantidad de productos electrónicos consumidos tanto por niños como por adultos). Sus objetivo siempre fue enseñar valores positivos en la infancia tales como la
amistad, la magia y el amor entre muchas otras.
Henson no sólo se ciño a la televisión, sino al cine, aunque evidentemente a una escala mucho menor. Participo en varios proyectos, pero quizás el más recordado (o el que ha tenido más resonancia) sea "Dentro del Laberinto", protagonizado por David Bowie y una jovencisima Jennifer Connelly, colaborando con Terry Jones en el guión y George Lucas en la producción. Para la posteridad quedó su trabajo con los goblins.
Con los años, personajes como Blas y Epi (la clásica extraña pareja), la gallina Caponata, Óscar el gruñon (siempre saliendo de su cubo de basura) y la rana Gustavo pasaron a
ser rostros familiares en todos los hogares no sólo de los Estados Unidos, sino de medio mundo. Se calcula que hasta en 100 países se han visto la serie de los teleñecos y Barrio Sésamo. Tampoco podemos olvidarnos del programa de televisión programa Fraggle Rock, que no hizo más que acrecentar la popularidad de Henson gracias a sus muñecos, en este caso los fraguels. Jim sólo vivió 4 años más tras haber dirigido "Dentro del Laberinto".
En 1990 se lo llevaba por delante una neumonía, dejando en parte huérfano a todas aquellas magnificas creaciones que lo hicieron tan grande. No se iba un hombre cualquiera; se iba el hombre detrás de la función; se iba el hombre detrás de los títeres.
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