La increíble aventura de Robinson Crusoe

"La inteligencia es la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas"

Podríamos definir la obra que versa sobre la vida de Robinson Crusoe como la novela de aventuras por antonomasia. Una obra que versa sobre un adolescente que quiere abandonar el hogar de su padre y que, tras diversas peripecias, que incluyen la esclavitud (se cuenta como en la lejanía vio el mismísimo pico Teide), acaba en una isla desierta. 

A partir de ahí Robinson Crusoe tendrá que adaptarse y sobrevivir en una situación en la que cazara, hará su propia choza, hará frente a las inclemencias del tiempo, etc. Así lo plasmará en un diario (por lo tanto una parte de la obra esta en primera persona) relatandonos sus aventuras (o desventuras) solo hasta que rescata a un indigena, el cual iba a ser sacrificado. Como lo salvó un Viernes lo llamará precisamente Viernes, enseñándole todo lo que sabe y tomándolo como un amigo. 

Daniel Defoe en su obra plasmó el pensamiento de la Inglaterra de su época (Siglo XVIII). Un sentimiento fuertemente antiespañol, asociándoles a los hispanos toda suerte de brutalidades contra los indígenas (y ya lo se; los ingleses cometieron salvajadas en el nuevo mundo) y anticatólica, utilizando para referirse a los católicos el término papista (denominación despectiva que daban los anglicanos a los católicos, los cuales estaban y están bajo la autoridad del Papa). 

Literatos como James Joyce vieron en Crusoe el prototipo del colonialismo británico, ya que consideró a la isla desde un principio como de su propiedad, así como un símbolo del puritanismo o, lo que es lo mismo, el hombre hecho a sí mismo, la perseverancia incluso en las más difíciles situaciones, la apatía sexual y l autocontrol. 

Lo cierto es que esta obra es una de las más increíbles y fascinantes de la historia de la literatura; una obra, que a pesar de sus contradicciones o reflejar el pensamiento típico de la época, es uno de esos escritos inmortales. Una obra para la eternidad.