El Mundial del 98 me marcó en muchos aspectos. En lineas generales fue el primero que vivi de forma más intensa por muchas cosas, pero sí tuviera que quedarme con alguna de ellas sería con un jugador que tocaba el balón como los angeles y hacía bailar a su equipo al ritmo que el marcaba. Zidane fue el futbolista que condicionó a muchos de los que nos empezamos a enamorar de este deporte.
Francia ganó ese campeonato, que precisamente se jugaba en su casa, pero el merito de Zidane no fue el haber ganado muchisimos títulos; de hecho hay futbolistas que teniendo o no una carrera brillante han ganado muchisimos más que él.
En Zidane se cumple aquello del jugador completo: sin ser especialmente rapido era un jugador cuyos movimientos hacían temblar a los defensas rivales (fantástica su ruleta), tenía gran capacidad de control y remate con las dos piernas (siendo diestro de forma natural, la mayoría de sus golazos fueran con la izquierda), tenía un gran sentido del orden, avanzando desde la defensa al ataque y utilizaba su cabeza para algo más que pensar, ya que era un excelente rematador por alto.
El mago "Zizou" fue el artista del balón que marcó a toda una generación al igual que hicieron otros grandes como Maradona, Cruyff, etc, haciendo que su Selección Nacional alcanzara cotas hasta ese momento incalcanzables y siendo el lider de muchos de sus equipos.
Es verdad que no consiguió tantos torneos como otros y perdió muchas finales, pero hasta en la derrota fue grande, tal como le paso en su último partido, que sería la final que Francia perdió en los penaltys ante Italia en la que "Zizou" metió una pena máxima a lo Panenka, tras pegar en el palo, y fue expulsado, tras agredir con un cabezazo en el pecho Materazzi, previa provocación del italiano.
Sin embargo, este final amargo no quita todo lo que hizo un mago del control como fue un Zidane, que nos dio golazos memorables (el tanto en la final de la Copa de Europa con el Real Madrid es legendario), dejandonos, aparte de su grandeza deportiva, una calidad humana, que le hace entrar de lleno en uno de los futbolistas más recordados y admirados de los últimos tiempos.
Ese era Zidane: un hombre que nos demostró que el fútbol era algo más que un deporte de 11 contra 11, en el que gana el que más goles mete; Zidane nos demostró que el fútbol puede llegar a ser un Arte.
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