Tengo que reconocer que la primera vez que visione "Solo ante el Peligro" estaba superintrigado por saber cómo acabaría el duelo entre Gary Cooper, en su última acción como Sheriff, y el criminal, que ayudado por sus compinches, iba a vengarse del propio Cooper, que lo había encerrado. Todos, incluso su novia, convertida en esposa (eterna Grace) le decían que se fuera, pero su sentido del deber era más poderoso, aunque todos los lugareños lo abandonaron a su suerte.
Cuando se hizo esta película, Gary Cooper había alcanzado el pináculo de su carrera, que había comenzado con el cine mudo con películas como "Alas" y que acabó confirmado como un actor con clase con una obra antibelicista como "Adiós a las Armas".
Su carrera se cruzaria con grandes como Lubitsch ("Una Mujer para Dos") y muy especialmente con Frank Capra con dos obras maravillosas como "El Secreto de Vivir" y "Juan Nadie". Cooper estaba en alza y en 1941 consiguió su primer Oscar por "El Sargento York" (el segundo y último fue precisamente por "Solo ante el Peligro").
"Juan Nadie" con Barbara Stanwyck |
La carrera de Cooper podía haber sido más grande, sí no hubiera sucumbido a uno de sus vicios: el tabaco. Un cáncer acabaría con un él cuando apenas contaba con 60 años.
Sin embargo, los estragos del tiempo pasado parecen menos cuando enciendo el televisor y me pongo una vez más una película de uno de los grandes actores de la época dorada de Hollywood; no hay nada como estar una vez más solo ante Gary Cooper.
No hay comentarios:
Publicar un comentario