A mediados de los años 20, la dama del misterio Agatha Mary Clarissa Miller, conocida por su apellido de casada Agatha Christie, vivía una situación difícil. Su marido Archibald Christie, el cual le reveló que estaba enamorado de otra mujer, le había solicitado el divorcio, iniciándose una fuerte discusión entre ambos y una extraña desaparición de la escritora, de la cual no se supo nada hasta meses después.
Era evidente que el proceso de divorcio de su marido la estaba trastornado cada vez más (se divorciaron definitivamente en 1928), por lo que era necesario trasladarse al menos de forma momentánea a un lugar apartado para calmar los nervios.
Y ese lugar sería la isla de Tenerife. La escritora Se trasladó en Febrero de 1927 con su hija Rosalind a la zona norte de la isla, concretamente al Puerto de la Cruz, lugar muy frecuentado por los anglosajones y donde tuvo lugar el primer turismo extranjero de calidad que vino a la isla (los años de turismo basura asociado al sol y playa quedaban todavía muy lejos).
Hotel Taoro, Puerto de la Cruz, donde se alojó Christie |
El benigno clima de la isla, así como los baños de mar y la Paz de tan tranquilo lugar calmaron su espíritu, aunque ni en esos momentos dejó de escribir alguna vez. Y es que aún en su remanso de Paz, un escritor no puede dejar de escribir y dedicarle al menos un minuto al arte que domina: el de la palabra escrita.
Tan solo un año antes había alcanzado el éxito definitiva con una de las historias de Hercule Poirot "El asesinato de Roger Ackroyd", por lo que es muy probable que la escritora inglesa planeara nuevas historias de Poirot en su tranquilo retiro de Tenerife.
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