En los años 50 era impensable que un país como Francia pudiera tener un Combinado Nacional, el cual consiguiera grandes logros futbolísticos. O al menos hasta que llego un jugador, que acabaría marcando toda una época en el balompié galo. Su elegancia a la hora de circular el balón lo convirtieron en uno de los grandes a nivel mundial; sus gran capacidad de mando hizo que se le llamara el Napoleón del fútbol. Ese hombre era (y es) de origen polaco; su nombre completo: Raymond Kopaszewski, pero todo el mundo futbolístico lo conoció como Raymond Kopa.
Aunque comenzó su carrera en el SCO Angers, sería inicialmente en el Stade Reims donde demostró toda su calidad con ese juego preciosista, que empezaba a estar tan de moda en Francia. Kopa era centrodelantero, pero su capacidad para crear juego lo convirtió en el auténtico líder del fútbol-champagne´ de un Reims, que era media Selección francesa.
Sin embargo, a nivel internacional el Reims de Kopa, que ganaba lo que quisiera en Francia, no pudo con el Real Madrid que le venció en la final de la Copa Latina y de la Copa de Europa, en el Parque de los Príncipes de Francia. Allí, el equipo blanco se fijó en la calidad de Kopa, fichandolo en 1956.
Cuando llegó a Madrid, hubo un pequeño debate sobre quien debía actuar de centrodelantero del equipo: Di Stéfano o él. El jugador argentino era el alma mater del equipo, pero no se podía desdeñar la calidad de Kopa. Al final, el futbolista galo jugaría en la banda y su calidad no sólo no se resintió, sino que ganó en velocidad y en capacidad de pase.
De izquierda a derecha: Kopa, Puskas y Di Stéfano |
Estando en el Real Madrid, Kopa consiguió su único Balón de Oro (anteriormente había obtenido dos Balones de Bronce), aparte de las distinciones colectivas como 3 Copas de Europa y 2 Ligas. La Copa de España no la disputó porque estaba vedada a jugadores extranjeros.
Sin embargo, su prueba de fuego estuvo en el Mundial de 1958. Dicho Campeonato lo consiguió la Brasil del increíble Pelé, pero la Francia de Kopa fue un soplo de aire fresco. Y es que consiguieron un grandioso tercer puesto, algo impensable hasta hace unos años, siendo su delantero Fontaine el máximo goleador, aparte de que Kopa, su gran director de orquesta, fue elegido como el mejor delantero.
1959 sería su último año en Madrid, ganando la Copa de Europa ante el club de sus amores, el Reims, aunque el sabor agridulce se lo dejó una lesión al principio del partido que hizo que permaneciera renqueante durante todo el encuentro (antes no estaban permitidos los cambios).
Precisamente volvió al Reims, consiguiendo algunos títulos más, pero ya nada era lo mismo y el equipo francés descendió, aunque volvió nuevamente gracias al impulso de Kopa, su líder histórico, que se retiró con 36 años.
Después de él, Francia ha conseguido éxitos en Mundiales y Europeos gracias a hombres del calibre de Platini y Zidane, pero siempre hay alguien que lo inicia todo y ese fue uno de los más grandes futbolistas no sólo de su país, sino de la historia del fútbol; un hijo de inmigrantes polacos, que triunfo... y de que manera. Ese hombre fue Raymond Kopa.
El Napoleón del fútbol
Gloria blanca
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