martes, 10 de enero de 2017

Aldo Moro y el alzamiento de la Democracia Cristiana

Mencionar a Aldo Moro es hacer referencia a uno de los más grandes lideres políticos del Siglo XX, que además partió de una época en la que tuvieron lugar los pronunciamientos de la Doctrina social de la Iglesia en épocas convulsas como los años de entreguerras en el que el mundo (y especialmente Europa) carecía de lideres carismáticos o moralmente reconocibles.


Democracia Cristiana ha habido en la mayoría de los países europeos, pero sería en Italia donde destacaría con más fuerza puede que por influencia del propio Vaticano, que veía con horror la posibilidad de que los comunistas llegaran al poder. Moro se alió con los socialistas y desde su puesto tanto como Primer Ministro como de Ministro de Asuntos Exteriores consiguió que Italia recuperara el prestigio perdido con la dictadura fascista. Moro sería elegido diputado de la Asamblea Constituyente italiana de 1946, ayudando a redactar la constitución de la República Italiana, aparte de tener que lidiar con los asuntos internos de su propio partido siempre entre el socialismo a nivel económico y la derecha desde un punto de vista moral. En 1959 sería elegido Secretario General de la Democracia Cristiana.

Sin embargo, algo cambió en los 70. A Moro, el cual ya no contaba con los socialistas, se le metió en la cabeza pactar con los comunistas en base al proyecto eurocomunista de Enrico Berlinguer llamado Compromesso Storico, cuyo objetivo era la conjunción solidaria entre comunistas y cristianodemócratas italianos para afrontar la situación de crisis económica, social y política que vivía el país transalpino. A nadie se le escapaba que muchos comunistas y cristianodemócratas no veían factible la unión de dos corrientes antagónicas.
Ahí fue donde entró el secuestro de Moro por parte de las Brigadas Rojas cuando iba de camino a una al Congreso italiano en la sesión en la que se iba a informar y a votar una moción de confianza de esta cámara sobre el nuevo Gobierno encabezado por Giulio Andreotti con el apoyo del Partido Comunista Italiano.


Lo que pedían los secuestradores en teoría era intercambiar a Moro por la liberación de varios compañeros encarcelados y el reconocimiento político de la organización, algo que no se hizo. En este lapso que duró su cautiverio (un mes) Moro escribió bastantes cartas a los principales líderes de la Democracia Cristiana y al Papa Pablo VI en las que abogaba porque el objetivo fundamental del Estado debía ser salvar vidas humanas, razón por la cual el gobierno debería acceder a las demandas de las Brigadas Rojas. Tiempo después se dijo que Moro había sido obligado a escribir tales misivas o que incluso las habían redactado los terroristas. 


Lo cierto es que Aldo Moro fue encontrado muerto en el maletero de un coche en lo que fue una muerte casi simbólica de un país a la deriva y condenado a unas elecciones anticipadas en el que los demócratas cristianos tuvieron los mismos votos y los comunistas cayeron estrepitosamente. Con Aldo Moro se iba la posibilidad de ese Compromiso histórico y uno de los líderes más reconocidos de la vieja Europa.

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