Empujada por el soplo de los dioses alados y entre una lluvia de flores, aparece la hermosa Venus, Diosa del Amor. La ninfa de la primavera la recibe; ahí esta. Nacida de los genitales de Urano, arrojados al mar por Saturno, nace la Diosa, llegando a la costa encima de una concha.
Lo cierto es que la pintura del gran Sandro Botticelli aún llamándose "El nacimiento de Venus" no representa su nacimiento, sino la llegada de la Diosa. Desde los tiempos de la Roma clásica
no había vuelto a representarse a Venus desnuda y es que el desnudo durante épocas medievales se veía como algo pecaminoso gracias a la moral cristiana, que se impuso en su momento.
La vuelta a los patrones clásicos dentro del arte con la llegada del Renacimiento marcaría el retorno del desnudo como una vuelta a los orígenes. Esta Venus aparece desnuda, pero no representa el Amor carnal
o el placer sensual siempre asociado a la sexualidad, sino que, con su postura y sus facciones finas y hermosas, se
acerca al ideal de inteligencia pura o saber supremo propia de las religiones paganas anteriores al paganismo.Venus, la Diosa del Amor, pocas veces ha adquirido tanta grandiosidad como aquella vez en la que el maestro Botticelli cogió el pincel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario