Dicen que la cara es el espejo del alma y, aunque yo no conciba tal cosa, es verdad que hay personajes que tan solo al verlos, producen una sensación como poco de repugnancia que se confirma únicamente al abrir la boca. Uno de esos tipos es el candidato a la Presidencia de los Estados Unidos (esperemos que sólo se quede en eso) Donald Trump, un individuo tan despreciable al que da igual que nos muestren grabaciones con expresiones soeces e infames hacía las mujeres... ya se veía como era el tipo.
Honestamente pienso que Hillary Clinton es una mala candidata por diversas razones (pretenciosa, oportunista en algunos casos y con una labor en la administración Obama como poco cuestionable), pero prefiero a la peor de las candidatas antes que a un ser tan infame como ese simio llamado Donald Trump. Un ser machista, clasista, racista y deleznable como ese y que para colmo se jacta de ello no puede ser Presidente de un país que pretenda ser una Democracia y quiera garantizar el bien general de sus ciudadanos.
Hay que estar muy chiflado para votar a un tipo tan estúpido como ese y sinceramente espero que el pueblo estadounidense, que tiene muchos defectos, pero también algunas virtudes, no haya perdido la cordura y no elija a un ser tan nefasto como ese porque en ese momento no habrían perdido sólo ellos, sino todo el mundo.
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