miércoles, 4 de septiembre de 2019

Recuerdos de Pepe Botella

Es curioso. José Bonaparte es de esas extrañas personas que parecen estar a expensas de sus hermanos pequeños. Efectivamente; Napoleón era apenás un año menor de Napoleón y ya había llegado a ser Emperador, mientras José no era más que un simple abogado y diplomatico (al servicio de su hermano), diputado los últimos años de la debil República francesa, que veía como su hermano, aquel hijo de la revolución, había alcanzado cotas grandisimas. La última había consistido en hacer que Carlos IV y su heredero natural Fernando (el tristemente conocido Fernando VII, el Rey felón) abdicara en su persona en las que serían conocidas como las abdicaciones de Bayona. El 6 de junio Napoleón publicó el decreto de nombramiento por el cual su hermano era nombrado Rey de España, bajo el nombre de José I y cuyo reinado efectivo comenzó el 7 de Julio de 1808 tras jurar el Estatuto de Bayona y de recibir, acto seguido, el juramento de fidelidad de los componentes de la junta española de Bayona. Su Reinado, dado el anterior y el que le sucederia como Rey, no estuvo especialmente mal, pero el hecho de haber sido nombrado por una potencia extranjera, encarnada en un ser como Napoleón, no cayó bien, aunque desde un primer momento intentó ganarse el favor de los ilustrados españoles, que deseaban un cambio en la política interior del país. Sin embargo, se acabó ganando el apodo de Pepe Botella.


Antes de referirme al origen de tal apodo... ¿Qué cosas hizo José I? En 1808 creó el Ministerio de Policía, precedente del actual Ministerio del Interior, publicó el anuncio de fundación de un museo de Bellas Artes, bajo la denominación de Museo Josefino al estilo de otros museos españoles, pretendíendo retener las obras de arte que su propio hermano y ciertos militares galos estaban llevándose al país vecino (al final dicho museo no llegó a abrirse nunca) y, por otro lado, abrió muchas plazas en la capital, derribando Iglesias y conventos, siendo la de más trascendencia la plaza de Oriente, delante del Palacio Real, cuyo trazado definitivo tuvo lugar muchos años después (concretamente en 1844). Por esto último, se le conoció como Pepe Plazuelas. 


Incluso el Estatuto de Bayona era netamente revolucionario, rompiendo los cimientos del Antiguo Régimen y, aunque fue impuesto por Napoleón, ponía término a la Monarquía absoluta basada en el derecho divino del Rey, estableciendo un moderno sistema representativo, cuya base n"o es ni puede ser otro que el pacto de alianza y unión entre la Nación y el trono, como representantes ambos de la Soberanía" ¿Por qué se le llamó Pepe Botella? No; no era porque bebiera mucho, aunque entre los españoles se insinuase que los franceses bebían mucho. Se debio a un simple decreto:
"Don José Napoleón por la Gracia de Dios y por la constitución del Estado, Rey de las Españas y de las Indias. Deseando promover el adelantamiento de la agricultura, la abundancia y baratura de los bastimientos, y el progreso de la industria nacional, hemos decretado y decretamos lo siguiente:  
Artículo primero Queda suprimido desde este día en todas las Provincias de España el Estanco de Aguardientes y Rosolis, y libre su fabricación, circulación y venta.  
Artículo segundo Los derechos que pagaban los Aguardientes a su introducción en Madrid, quedan reducidos en la forma siguiente: A treinta y cuatro reales arroba el Aguardiente Común de quince grados en vez de 57 ... 10 = A 40 el de prueva de Holanda y con diez y nueve grados en vez de 79 ...6. = A 50 el de prueba de azeyte de veinte y cuatro grados en vez de 140 ... 25.  
Artículo tercero Los Rosolis y Licores pagarán los derechos establecidos y la fábrica existente de la Real Hacienda, mientras no se logre enagenarla o arrendarla, satisfará los Derechos en los Aguardientes que introduzca, como cualquier particular.  
Artículo cuarto Nuestro Ministro de Hacienda queda encargado de la execución del presente Decreto.  Dado en nuestro Palacio de Madrid a quince de febrero de mil ochocientos nueve. Firmado:  
Yo el Rey."
Vamos. Lo que hacía era desgravar aguardientes y licores, por lo que, para la posteridad se ganó el título de borracho y, como tal, el de Pepe Botella. Por supuesto, José I fue rechazado por los órganos de poder autóctonos como el Consejo de Castilla y la Junta Suprema Central y posteriormente las Cortes reunidas en Cádiz, que se encargarían de aprobar la Pepa, aparte de decidir la generalización del conflicto que sería conocido como Guerra de la Independencia Española. José I Bonaparte sólo pudo ejercer como Monarca en las áreas bajo el control militar del Ejército imperial francés. Aunque muchas de las cosas que decretó fueron tumbadas posteriormente, una buena parte del trazado urbanístico en Madrid se lo debemos a él. 
Tras la derrota en la batalla de los Arapiles, abandonó Madrid para ir hacia Francia; a su paso por Vitoria, siendo alcanzado por las tropas de Wellington que lo derrotaron. Salió de España el 13 de Junio de 1813, permaneciendo en Francia hasta la caida de Napoleón, cuya primera derrota importante fue precisamente en España. Ahí comenzó a torcerse la historia para los Bonaparte. 


José I, el cual fundó la Gran Logia Nacional de España y fue Gran Maestro del Gran Oriente de Francia y del Gran Oriente de Italia (masón, por lo tanto), acabó sus días en Florencia, después de haber pasado un buen tiempo exiliado en los Estados Unidos con una de las muchas amantes que tuvo. El cuerpo de uno de los Reyes que ha tenido España está en una tumba en Los Inválidos, donde fue depositado, tras fallecer en 1844. Su hermano había fallecido 23 años atras, gobernando por aquel entonces Napoleón III.

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