Puede que hubiera algún personaje que se le pareciera o pudiera dar pie a tal historia, pero lo cierto es que no hay datos tangibles de la verdadera existencia de Guillermo Tell, un tipo al que asociamos con la famosa manzana y el arco, pero va mucho más allá de todo eso.
Según la leyenda, nuestro heroe pudo vivir entre el Siglo XIII y XIV. Guillermo Tell era un habitante de Bürglen (pueblo del cantón suizo de Uri), ballestero, famoso por su puntería en una época en la que la Casa de Habsburgo
se había anexionado recientemente algunos cantones suizos en su intento
de conseguir la contigüidad territorial entre sus posesiones en el alto
Rin y las del Tirol.
Guillermo Tell, que nunca se había inmiscuido en política (que coste) pasaba por la plaza mayor de Altdorf
acompañado por su hijo, rehusó inclinarse en señal de respeto ante el
sombrero instalado en la plaza, el cual simbolizaba el poder del soberano de la Casa de
Habsburgo.
Ante tal muestra de rebeldía, el Gobernador de Altdorf, Hermann Gessler,
un tipo ruin y despreciable, detuvo a Tell y, habiendo llegado a sus oídos su fama como ballestero, le
obligó a disparar una ballesta contra una manzana
colocada sobre la cabeza de su propio hijo, el cual se hallaba a 100
pasos de distancia. Si Tell acertaba, sería librado de cualquier cargo, pero si no lo hacía, sería condenado a muerte.
Puso dos flechas en la ballesta y, gracias a su habilidad, consiguió acertar en la manzana sin herir a su hijo.
Se cuenta que cuando el Gobernador le preguntó la razón de la segunda flecha,
Guillermo Tell le contestó que estaba dirigida a su corazón, el del infame Gobernador, si fallaba y heria a su hijo.
Ese ser repugnante, montó en colera, volviendo a detenerlo y mandando que lo encarcelaran en el castillo de Küssnacht. Durante el camino a dicho castillo, a través del lago de los Cuatro Cantones,
estalló una tormenta que a punto estuvo de echar a
pique la nave. Tell, desatado por los guardianes para que pudiera
llevarlos a tierra, se hizo con el control del navío, logrando llevarlo a
la orilla, salvando así su vida y la de los demás ocupantes de la barca,
entre los que se encontraba el malvado Gobernador.
Apenas desembarcado, Tell huyó, tendiendo poco después una
emboscada al gobernador y matándolo con la segunda flecha. Según dice la tradición, este hecho
marcaría el comienzo de la sublevación de los cantones suizos de Uri, Schwyz y Unterwalden contra los Habsburgo, convirtiéndose en un mito fundamental en la lucha de los suizos por su independencia.
Es evidente que este ser legendario, entraría dentro de los Robin Hood que, con matices, luchaba contra las injusticias. En el caso de Tell estamos hablando de un personaje que representa el mito fundacional de la vieja Suiza con evidentes tintes nacionalistas siempre con la dicotomía entre los pobres suizos, liderados por un hombre cuyas cualidades lo hacen superior a cualquiera, y los impresentables tiranos.
Sea o no verdad la historia de Tell (tampoco tengo por que dudar de ella), hubo una rebelión de los campesinos del cantón de Uri a partir
del año 1278, el cual se confederó con los de Schwyz y Unterwalden, formando una Liga Perpetua en 1291 en contra de los Habsburgo, transformándose en una rebelión, que acabó en la
victoria de las tropas de los tres cantones sobre Leopoldo I, duque de Austria en 1315. Los tres cantones, de lengua alemana y generalmente rurales, formarían la Confederación Helvética, que generó la Suiza actual.
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