El cine negro siempre vuelve y esta película nos demostró que aparte de volver, puede llegar a hacerlo con más fuerza que nunca. Se podrán hacer muchas cintas de psicópatas, suspense o cine negro (o neo noir para las que salieron a partir de los 60), pero muy pocas esa sensación de desasosiego y oscuridad como esta obra dirigida por David Fincher.
En una oscura ciudad donde la lluvia parece no cesar al detective de homicidios
William R. Somerset (Morgan Freeman), el cual está a punto de retirarse, le es asignado como compañero un joven detective David Mills
(Brad Pitt), recien llegado y que espera hacerse un hueco en el mundo policial.
Los detectives comienzan a investigar una serie de asesinatos violentos, que al parecer estan relacionados con los siete pecados capitales. El primer asesinado se trata de un hombre obeso que fue forzado a comer hasta morir, representando de esta forma la gula. Creen estar frente a un maniaco homicida, un terrible asesino en serie, que pasó a pasó perpetrara sus crímenes asociandolos poco a poco con cada uno de los pecados capitales.
Unas huellas encontradas en la escena del segundo asesinato,
el de un abogado que fue obligado a cercenarse una parte del
cuerpo hasta desangrarse, el cual representa la avaricia,
conduce a los detectives a un apartamento donde se topan con un hombre
demacrado atado a su cama. Parece muerto, pero será el mismo cuerpo el que moviendose les hará ver que que hasta la fecha ha sido mantenido vivo e inmovilizado por
el asesino durante un año exacto. La siguiente víctima era un
traficante de drogas y abusador de menores, el cual simboliza la pereza.
En busca del asesino |
Somerset, el cual retrasa su propia retirada hasta resolver el caso, por lo que investigara con Mills para dar con el asesino, yendo a la biblioteca, teniendo referencia a autores, que en algún momento hablan hablado de los pecados capitales o el demonio tales como Dante, el cual escribió sobre los círculos del infierno en "La Divina Comedia" o Santo Tomás de Aquino.
Somerset también conoce a la esposa de Mills, Tracy (Gwynet Paltrow), la cual
no está contenta con haberse mudado a aquella ciudad, algo que le oculta a su propio marido. Un día, dado lo bien que ha conectado, quedan en una cafetería y ella le dice al viejo detective que está embarazada y que no le ha dicho nada a su
esposo dado que no cree que sea el tipo de ciudad en la que cuidaria a su hijo y no sabe qué hacer. Somerset no sólo esta de acuerdo con que es una ciudad espantosa para criar a un hijo, sino además le cuenta que estuvo a punto de casarse años atras para recomendarle a Tracy que, si quiere abortar no le diga nada a Mills, pero si decide
tener al niño, que lo mime.
Por medio de los registros de la biblioteca, los detectives ubican el apartamento de un tal John Doe (Kevin Spacey), el cual suele ojear
libros relacionados con los pecados capitales. Cuando estan llamando a su puerta, se encuentran en la lejania del pasillo con Doe, el cual huye generandose un alubión de disparos entre sospechoso y detective. Mills lo persigue (resultando herido por una caída en el brazo), pero Doe consigue emboscarlo y encañonarlo con
su pistola en medio de la lluvía, pero opta por dejarlo vivo.
La policía
registra el departamento de Doe y encuentra una cuantiosa serie de
volúmenes escritos por el mismo con pistas sobre la próxima víctima potencial, pero no se hallan sus huellas. La siguiente víctima será una prostituta, la cual representa la lujuria, que ha sido asesinada por un hombre obligado por Doe a penetrarla sexualmente con un artefacto sadomasoquista que tenía cuchillas. Tras esto, otra muerte. Es una joven modelo cuyo rostro fue mutilado. Al parecer había optado por
quitarse la vida en vez de seguir viviendo con el rostro desfigurado, convirtiéndose en la quinta víctima, la cual es el símbolo de la soberbia. Los detectives, a pesar de saber quién es su hombre, siguen sin dar con él y todavía quedan dos crímenes: los asociados a la envidia y la ira.
Justo en el momento en que Somerset y Mills entran en la comisaría, aparece Doe, el cual se entrega. En sus brazos corre sangre al parecer de la quinta víctima y de otra sin indentificar, comprobandose además que se ha arrancado la yema de los dedos para no dejar huellas. Doe, mediante su abogado, hace un trato: conducirá a
la policía a los últimos dos cuerpos y confesará sus crímenes, pero con
la condición de que los detectives lo acompañen a un lugar que les
dirá solamente a ellos. Si no aceptan dicho trato, alegará locura en el juicio, pudiendo salir absuelto de sus crímenes. A pesar de sus reservas, aceptan el trato. Doe los dirige a un área desierta alejada de la ciudad, mientras les sigue un helicóptero de la policía con el cual tienen contacto.
El asesino se entrega |
En
el camino habla con los policías y les asegura que tiene una misión divina: la de de castigar a los malvados y de revelarle al mundo el pecaminoso lugar
en que se ha convertido, poniendo como referencia asesinatos de gente inmunda reconocida por sus vicios y obsenidades, las cuales vemos a diario en otras personas sin que nos incomoden tales cosas. Mills no puede soportar al tipo, pero la tranquilidad con que lo esta llevado Somerset parece relajarlo.
Finalmente, llegan al lugar y mientras esperan (tras preguntarle la hora el detenido) se acerca una
furgoneta de una compañia de transporte urgente a toda velocidad. Somerset intercepta al
conductor y deja solos a Mills y a Doe. El conductor de la mencionada furgoneta le
explica al detective que tiene instrucciones de dejar un paquete en ese preciso lugar
y a esa hora concreta. En la lejanía se encuentra Mills apuntando con su pistola a Doe, el cual esta de rodillas, confesandole al detective cuánto lo admira, algo que hace que Mills se enfade aún más ante lo que cree una burla del detenido. Somerset abre el paquete y se
horroriza al ver en su interior. De repente el viejo detective lo tiene claro: aunque este detenido, Doe tiene el control y esta a punto de cumplir su "mandato divino".
A punto de acabar |
Es por eso que Corre hacia Mills y le implora que
no escuche a Doe, pero el psicópata habla y revela que la caja contiene
la cabeza de Tracy, la esposa de Mills, representando el mismo el
pecado de la envidia debido a que desea la vida de Mills. Seria esa misma mañana antes de ser detenido cuando mató a Tracy, tras haber
intentado (sin éxito evidentemente) representar el papel de esposo con la joven, mencionando que la mujer estaba embarazada, algo que como ya sabemos Mills desconocía, terminando por sacarlo de quicio. Somerset sabe que ya no podrá controlar a su compañero y Mills, ante un dolor inmenso, acaba encañonando a Doe, asesinandolo primero de un disparo y después disparando aún más veces su cuerpo inerte. Así el propio detective se convierte en el símbolo
de la ira, el último pecado capital. Por este asesinato será arrestrado. Doe, aún estando muerto, ha ganado.
La historia concluye al atardecer con un Somerset abatido por todo lo acontecido,haciendo referencia a una cita del libro "Por quién doblan las campanas" de Ernest Hemingway: "El mundo es un buen lugar por el que vale la pena luchar" para acabar con una frase de su propia cosecha: "Estoy de acuerdo con la segunda parte".
Sombría, oscura, desasosegante, pero por encima de todo una clase de cine negro sin paliativos con unos personajes más que brillantes (un Morgan Freeman en lo mejor de su carrera y un joven Brad Pitt sin olvidarnos de Gwynneth Paltrow y Kevin Spacey) y una atmósfera cargante que nos lleva a un final antológico lleno de suspense. Una de las obras más grandes no sólo de los años 90, sino del propio genero noir.
Ficha
Dirección
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David Fincher
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Dirección Artística
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Arnold Kopelson
Phyllis Carlyle |
Producción
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Bryan Foy
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Guión
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Andrew Kevin Walker
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Música
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Howard Shore
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Maquillaje
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Gordon Bau
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Fotografía
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Darius Khondji
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Montaje
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Richard Francis-Bruce
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Otros datos
País
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Estados Unidos
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Año
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1995
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Género
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Thriller, cine negro
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Duración
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127’
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Protagonistas
Actor
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Personaje
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Brad Pitt
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Detective David Mills
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Morgan Freeman
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Detective William
Somerset
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Gwyneth Paltrow
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Tracy Mills
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Kevin Spacey
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John Doe
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R. Lee Ermey
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Capitán de policía
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La victoria del asesino
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