Lo cuenta la historia. El Zar Ivan IV, que pasó a la memoria de todos como el terrible (está todo dicho), intenta golpear con su bastón a la esposa de su hijo (embarazada, por cierto) porque llevaba una ropa "poco ortodoxa". El hijo se enfrenta con el padre y éste acaba en un acto de furia incontenible le da en la sien, produciendo una brecha y con ella la muerte de su vástago.
El Zar intenta tapar la herida, pero no puede. ¿Se arrepiente? El caso es que sus lamentos se oyen en Rusia. Su hijo ha muerto por su propia mano. Terrible.
Así, esta historia, dio lugar a una pintura muy conocida perteneciente al movimiento realista realizada por el artista ruso Ilía Repin y que es extraordinariamente terrible (nunca mejor dicho) donde vemos a un zar que en un momento de lucidez se ha dado cuenta de lo que ha hecho e intenta taponar la herida, pero ya es muy tarde. El hijo ha muerto.
Dicha obra data de 1885 y la podemos hallar en la galería Tretiakov en Moscú (Rusia) como una de las obras más representativas dentro de la iconografía del Zar Iván el Terrible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario