Año 69. Roma vive una inestabilidad nunca vista hasta entonces en el Imperio. Todo comenzó un año antes: Servio Sulpicio Galba, Gobernador de la provincia Tarraconense, en Hispania, se había rebelado contra Nerón, poniendo fin a la dinastia Julio-Claudia, que, partiendo de Julio César, había dirigido el Imperio Romano desde Augusto, sobrino-nieto de César.
Galba, ya como Emperador, fue muy impopular por las subidas de impuestos para mantener las tropas en los diferentes territorios que aún eran romanos. La guardia pretoriana no había visto ni una moneda de lo prometido por el propio Galba por darle su apoyo frente a Nerón. Conclusión: Galba fue asesinado merced a una conspiración llevada a cabo por Marco Salvio Otón, en conjunción con los pretorianos.
A Otón, un hombre notable, pero debil, le sucedió un General prestigioso como Aulo Vitelio, responsable de las legiones romanas en Germania. Otón, acorralado, acabó suicidandose. Otro competidor encontró Vitelio. Éste fue Tito Flavio Vespasiano, general que comandaba el ejército de Judea. En Oriente acabaron sus huestes nombrandole Emperador, marchando hacía Roma. Vitelio intentó negociar, pero no pudo evitar las batallas. Vespasiano finalmente sería nombrado Emperador, mientras Vitelio era asesinado.
Este año del 69 es conocido como el de los cuatro Emperadores. Vespasiano fue el fundador de la conocida como dinastía Flavia, que rigió los destinos de Roma hasta el 96, sucediendoles sus hijos Tito Flavio Vespasiano y Tito Flavio Domiciano.
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