Vincent Van Gogh entre 1886 y 1889 realizó más de 43 autoretratos, lo cual es una barbaridad. De todos ellos, el que destaca es uno en el que llamativamente sale sin barba. Una rareza dentro de su amplía obra.
Es conocido que el pintor se rasuró para esta obra debido a que fue un regalo para su madre. Es tal la rareza de ver a Van Gogh sin barba que ha hecho que el valor de dicha obra sea tremendo. De hecho, fue comprado en 1998 por una barbaridad: 71.5 millones de dólares, siendo en su momento una de las cuatro pinturas más caras de la historia.
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