viernes, 7 de mayo de 2021

Alegoría de la Villa de Madrid

Este cuadro de Goya, titulado Alegoría de la Villa de Madrid, es simplemente magnífico. Una obra acorde con la belleza de Madrid y el sentir patriótico de la época con una mujer vestida de blanco, en manto púrpura y corona de oro, apoyada en el escudo de armas de Madrid con un perro a sus pies que simboliza la fidelidad de la Villa, así como junto a ella aparecen dos ángeles  mientras dos, volanderos portan una corona de laurel, que representa la gloria del triunfo, y una trompeta, en clara referencia a la fama. Se halla en el Museo de Historia de Madrid.
 

La historia de esta pintura es como poco curiosa. Realizada cuando Madrid estaba ocupada por los franceses (1809), en él se exhibía en un óvalo grande el cuadro del Rey José I. Tras la importante batalla de los Arapiles (Julio de 1812), los galos abandonaron la Villa y el Ayuntamiento decidió borrar la figura del Rey francés para incluir en su lugar la palabra "Constitución" en clara referencia a la Pepa, proclamada hacía unos meses en Cádiz (19 de Marzo de 1812), pero poco después, José I volvió a Madrid y Goya tuvo que repintar de nuevo el retrato del hermano de Napoleón. 
Al finalizar la conocida como guerra de la independencia, la Constitución de 1812 no fue aplicada por Fernando VII, volviendose al régimen absolutista anterior a la entrada de los franceses, por lo que los responsables municipales de la Villa de Madrid encargaron a Goya que incluyera al felón. 
El pintor aragonés hizo un retrato tan despreciable del Rey, que se encargó a otro pintor que hiciera un retrato acorde del Monarca en 1826 cuando ya los Cien Mil Hijos de San Luis habían entrado en Francia restaurando el absolutismo para una década ominosa. En 1843 Fernando VII fue borrado para ser sustituido por un dibujo del libro de la Pepa. 
En 1873, ya destronada Isabel II y en plena Primera República, el Alcalde de Madrid, el liberal Ángel Carvajal y Fernández de Córdoba, Marqués de Sardoal, ordenó que borrasen los repintes anteriores y que en su lugar se pusiera un letrero sobre el Dos de Mayo, algo realizado por el pintor Vicente Palmalori, porque "al ser un hecho histórico genérico no está sujeto a las opiniones cambiantes de los hombres".

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