Aunque no hayas visto el cortometraje, seguro que conoces la escena. Aquella en la que la cápsula espacial (expulsada por un cañón) aterriza en el ojo derecho de la luna, que es literalmente una cara. Imagenes como ésta han hecho de la maravillosa película de George Mèliès una obra de culto, que trasciende épocas y culturas.
Basada en dos novelas: "De la Tierra a la Luna", de Julio Verne, y "Los primeros hombres en la Luna, de H. G. Wells, la película nos habla de unos sabios que proyectan un viaje a la luna a la cual llegan, encontrándose con una serie de vegetación extraña y con los terribles selenitas de los cuales escapan a duras penas, incluso trayendose (aunque de forma casual) a uno de esos selenitas al que exponen en un desfile de bienvenida con el que acaba el filme.
Probablemente, sea la obra más conocida y reconocida de Méliès que fue un paso más allá con una historia de ciencia ficción tratada de forma colosal. La obra, a pesar de tener gran éxito, no hizo que Méliès precisamente saliera de pobre y de hecho ni siquiera pudo comercializarla en los Estados Unidos "gracias" a los técnicos que trabajaban para Thomas Alva Edison.
Hoy en día, la película es de dominio público, habiendo una versión coloreada que se descubrió en 1993. Es curioso (aunque lamentable) que después de la retirada de Méliès, la película desapareció
de la industria cinematográfica, siendo redescubierta en los años cuando la importancia de Méliès (que en aquellos años no era más que un simple vendedor de juguetes) en la historia del séptimo arte
comenzó a ser reconocida.
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