Steve McQueen representó a la perfección a aquellos tipos duros, rebeldes e introvertidos que poseía un extraño magnetismo para los espectadores que lo hacía único. Por eso quizás se le conociera como The King of Cool; quizás porque fuera un Rey al que nadie podía destronar.
Las primera películas que ví de Steve no sólo fueron sus primeros éxitos como actor, sino la que le forjó dentro de la industria. Efectivamente; bien dentro de "Los Siete Magníficos" para proteger a un pueblo de unos bandidos; bien para escapar de una cárcel alemana de prisioneros en "La Gran Evasión", Steve McQueen poseía ese atractivo para todo aquel que lo veía.
Luego llegarian otras... y muy buenas. Desde "El Coloso en Llamas", plagado de estrellas y donde el enemigo es el fuego, siguiendo por "El Rey del Juego, en la que interpreta a un jugador que protagoniza una histórica partida de póker (compitiendo con otro grande como Edward G. Robinson en uno de sus úlyimos papeles destacados); Bullitt, en la que da vida a un detective de San Francisco al que se le encarga custodiar a un testigo que debe declarar contra la mafia (¿Acaso McQueen puso de moda el jersey de cuello alto?), y "Cazador a Sueldo", que recrea la historia de un famoso cazarrecompensas y que fue su última película.
Por supuesto, no podemos dejar de mencionar su celebre huída con una tal Ali MacGraw o aquel duelo interpretativo con Dustin Hoffman en "Papillon". Su única nominación al Oscar sería por "The Sand Pebbles".
Un cáncer de pulmón hizo que falleciera en 1980, aunque se habló de que dicha enfermedad estaba producida por el amianto que había inhalado durante su etapa en la marina al limpiar los cascos de los buques. Fuera o no cierto esto último, McQueen se iba y ya sólo nos quedaba contemplar sus películas; el poder de la seducción del eterno Steve McQueen.
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