Es una de las grandes películas de la historia del cine negro. Basada libremente en la obra de James M. Cain (autor también de "El Cartero Siempre llama Dos Veces"), "Double Indemnity", que en español se tituló "Pacto de Sangre" y que a su vez se basó en el caso de un crimen real. Su estética, las fenomenales actuaciones (Barbara Stanwyck, Fred MacMurray y Edward G. Robinson), la banda sonora y demás hace de la película de Billy Wilder una de las grandes del género, pero el final... iba a ser distinto.
Wilder se enfrentó al Production Code (recuerden que estaba en vigor el Código Hays) para adaptar una novela considerada como inmoral por la censura y que exigía un final ejemplar para los asesinos y ese no era otro que la muerte, ya sea por que se le dispara el arma, el suicidio o la condena por ejecución.
La idea de Wilder fue rodar precisamente eso. Tras rodar la ejecución de Fred MacMurray en la cámara de gas y montar el material, decidió eliminar la escena del montaje final al darse cuenta de que con la despedida del asesino y Edward G. Robinson (un auténtico sabueso encargado de detectar los timos a la compañia de seguros), quedaba todo dicho y cerrado en el argumento (nunca sabremos si Walter Neff muere tras consumir el último pitillo o milagrosamente sobrevive para ser condenado a muerte. Su destino estaba echado).
Wilder declaró que la escena de la ejecución era un anticlímax que restaba eficacia a la resolución de la obra y la verdad es que tenía razón. Sin embargo, le salió caro al estudio: se recreó la sala donde los testigos presenciaban la agonía y muerte del condenado e incluso una expedición de la Paramount había viajado a San Quintín para conocer el diseño de la cámara donde el condenado viviría su agonia. De ese final perdido no existe imagenes en movimiento, pero si hay un par de fotos donde podemos ver a Neff a punto de ser ejecutado bajo la atenta mirada de Edward G. Robinson.
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