miércoles, 12 de agosto de 2020

El origen del Exorcista

William Peter Blatty conoció esta historia cuando era estudiante en los años 50. A sus manos llegaron una serie de diarios de principios de 1949 donde se hablaba de un caso real de posesión satánica que aquejó a un adolescente de 14 años en Maryland. El futuro escritor quedó tan intrigado con el fenómeno paranormal que se puso a investigar sobre dicho suceso en una época donde la religión y las creencias, a pesar de hallarnos en pleno Siglo XX, tenían mucha fuerza y donde sinceramente tampoco se había investigado tanto y se tenía al tema del demonio o al clásico exorcismo como cosas propias de la Edad Media. De hecho, el principal éxito de Blatty y su novela a la que tituló "El Exorcista", siendo publicada en 1972 y adaptada con un sonoro boom al cine al año siguiente por William Friedkin (petición expresa del propio Blatty), es que el horror, el diablo, la posesión satánica y demás no está adaptada a la Edad Media o a una época anterior, sino al mundo real, con edificios como los actuales y con gente vestida como nosotros y que habla con la jerga actual. El horror es muy real.


Quien ha visto la película, verá que ésta se parece al libro y viceversa, algo que no es extraño, dado que Blatty intervino en el guión, aparte de la producción. Una niña,  Regan, es poseída por lo que creen que es el demonio y la madre, la cual es actriz y no es creyente,  después de hacerle pruebas en los mejores y más importantes hospitales del país, busca ayuda en los jesuitas y más concretamente en el Padre Karras, el cual vive una importante crisis de Fé. Todo esto es relevante dado que el hecho de que sea una familia no creyente transfiere más credibilidad a la historia (en el caso real de 1949 la familia del niño era protestante), aparte de que no es casualidad que los jesuitas tengan protagonismo en la historia: Blatty estudió con ellos y, de hecho,los admiraba muchísimo.


Los que han visto la película ya sabrán como sigue la historia, entrando el acción el Padre Merrin para practicar el exorcismo. Una obra extraordinaria que hace la amenaza del diablo muy real, demasiado real, hasta el punto de que estamos ante una de las mejores novelas de terror de la historia y cuya adaptación al cine trajo más de un desmayo en las salas de todo el mundo.

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