"Muchos son culpables de esta injusticia, ¡demasiados! Hay otros que no pero son impotentes ante ella. Hay también mucho silencio cómplice. Mucho miedo en la gente ante todo, ante su propia libertad... ¡cuánta mierda! (...) El mito de ETA, la hidra sangrienta que nos atenaza: En este mito, la persona de carne y hueso que es un sustrato, no existe más que como tal sustrato, no es humana"
María Dolores González Catarain "Yoyes"
Sería durante las fiestas de la localidad de Ordizia. Allí sin mediar palabra, un miserable llamado Antonio López Ruiz, "Kubati" asesinaba a tiros a María Dolores González Catarain "Yoyes" ante la mirada de su hijo de 3 años. El pleno municipal de la ciudad suspendió las fiestas en señal
repulsa a un atentado "fascista y totalitario" por parte de una banda terrorista como ETA, que para colmo tal y como nos tiene acostumbrado, justificó su asesinato, pero ¿Quién fue "Yoyes"?
"Yoyes" había sido una importante dirigente de ETA, la cual se había desmarcado de la banda a finales de los años 70, considerando que la lucha de la banda no tenía sentido. Todo lo que se pretendiera conseguir mediante la extorsión y el asesinato automáticamente quedaba injustificado. "Yoyes", que había vuelto de su exilio en Méjico donde estudió sociología y filología, llegando a trabajar para la ONU, se desmarcó de la línea dura de ETA, que justificaba los asesinatos.
Poco a poco surgieron los clásicos "anónimos" por parte de unos asesinos que veían como una que había estado dentro de su organización, ponía en duda su lucha armada. Carteles con un "Se Busca" con la cara de "Yoyes" al lado de palabras como "traidora" aparecieron en el País Vasco y Navarra. Ella se sabía en peligro: "Mientras siga reprimida, ahogada, escondida, no puede haber sociedad que cambie a bien, porque se está ahogando el ser humano".
Al no haber ninguna causa judicial abierta contra ella y considerando lo dispuesto por la Ley de Amnistía de 1977,
gracias a la ayuda de un amigo suyo en el Ministerio de Economía, entró en
contacto con el dirigente socialista y director de la Seguridad del
Estado, Julián Sancristóbal, decidiendo regresar al País Vasco pactando también su regreso con el dirigente etarra Txomin Iturbe con la condición de que se hiciera discretamente para que no pudiera ser utilizado con fines propagandísticos, algo que se hizo por parte del Gobierno de Felipe González, presentándola como ejemplo de reinserción, aunque lo cierto es que todo eso venía de mucho antes.
"Yoyes" estaba sentenciada y así se demostró con su asesinato un 10 de Septiembre de 1986 ante la mirada de un hijo que quedó marcado por la muerte de su madre a manos de un asqueroso individuo. "Yoyes" fue un ejemplo de lucha contra aquellos que pretenden imponer sus ideas mediante las armas.
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