Los que tenemos sentido común sabemos que en la vida nada es blanco o negro, sino con tonos grisáceos. Hasta los políticos tienen luces y sombras. Y nadie refleja más esto que una Rita Barberá que pasó de ser una alcaldesa muy querida por el pueblo al mayor de los vilipendios, empezando por una oposición sedienta de sangre y acabando por su propio partido por estar siendo investigada (que no juzgada) por el blanqueo de 1000 euros. Eso unido a sus errores políticos hizo el resto.
Lo indignante de ayer por haber sido muy comentado no debe dejar de decirse. Lo que hizo ayer la extrema izquierda negandole a una persona un minuto de silencio demuestra no ya solo la deshumanización propia de unos perros rabiosos, sino lo abyectos y radicales que pueden llegar a ser. Tanto ellos como lo de los "chistes" en las redes sociales demuestran su bajeza moral, aunque ya sabemos que ellos son más de homenajes a etarras o pedir la libertad de agresores de concejales o embarazadas.
Cínica fue la actuación del PP, que no es que la echará de una forma horrible, sino es que muchos de sus dirigentes, alguno tan joven que no tiene ningún dedo de frente, la rehuian como si su sola presencia apestara, algo auspiciado en cierta medida por PSOE y Ciudadanos, quienes, cual tipo de la coleta, se saltaron aquello tan manido como necesario en Democracia como la presunción de inocencia.
Esos y el medio de comunicación favorito de la extrema izquierda, el cual tenía una cámara día y noche como si Rita fuera una famosa de prensa rosa, son culpables de forma indirecta de lo acaecido y que algunos miserables (entre los que se encontraba una revista infame como "El Jueves") se tomaron a cachondeo en redes sociales. Espero que cuando se les muera un familiar, no tengan la mala suerte de encontrarse con tipos de su misma catadura moral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario