Dicen que era el último de una estirpe de malvados gigantes de bronces, pero lo más atrayente desde mi punto de vista es que Talos, Talon o Talo (en griego antiguo Τάλως Tálos), al ser según varías algunas versiones un autómata, puede ser considerado un robot... y aparece en la mitología griega.
Talos era el guardián de Creta,
encargado de dar tres vueltas todos los días a la isla e impedir la entrada a
los extranjeros y salida a los habitantes que no tenían el permiso del Rey Minos. Cuando el gigante autómata sorprendía a algún extranjero, se metía
en el fuego hasta calentarse al rojo vivo y, tras ello, abrazaba a sus victimas hasta calcinarlas.
Incluso, tiraba rocas a los barcos para hundirlos. Su único punto débil eran los tobillos, donde tenía sendos clavos, que si se lo quitaba, podría escaparsele metal líquido (su fuente de vida, de la que se decía era tóxica para los mortales), muriendo en el acto, algo que supieron ver Jasón y los Argonautas, aunque no sin dificultades: cuando Jasón y los argonautas llegaron a Creta, después de obtener el vellocino de oro, Talos les impidió desembarcar, arrojándoles grandes rocas a la bahía.
En las monedas antiguas Talos es representado como un hombre alado desnudo, pero lo que es curioso es que en las pinturas no se lo representa con alas. A continuación, he puesto dos vídeos de la película Jasón y los Argonautas de 1963 donde se tienen que enfrentar a Talos.
Talos, el gigante
La muerte de Talos
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