"Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor"
Una elegía es una obra poética escrita lamentando la muerte de una persona y de entre ese estilo lírico sobresale don Jorge Manrique. Allí se lamenta por la muerte de su querido padre, don Rodrigo, soldado como él y maestre de la Orden de Santiago.
En medio del dolor su hijo compusó las coplas por la muerte de su padre que si bien tenían como destinatario último la dedicatoria funeral a su ilustre progenitor, es todo un compendio reflexivo sobre la vida, la fama, la fortuna y la muerte siempre dentro de la resignación cristiana.
Don Jorge pone a la muerte como gran igualadora, despreciando los halagos hipócritas del mundo.
"Buen caballero
dejad el mundo engañoso
y su halago"
Sin embargo, en algo destaca es por mostrarnos el paso inexorable del tiempo, ya que nada es eterno salvo la muerte, con unos versos tan hermosos como reales y terribles.
"Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir"
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