Un tipo entre atractivo y elegante. Ese era aquel Edgar Neville de aquellos locos años 20 que hizo las américas para ir a la Meca del cine a probar suerte. Hijo de un ingeniero inglés que se ocupaba en España de los negocios de la empresa de motores de su padre, y una hija del Conde de Romrée y de la Condesa de Berlanga de Duero (título que él heredaría), Edgar sólo buscaba hallar un hueco en el mundillo del séptimo arte y lo haría gracias a uno de los más grandes del que se hizo amigo: Charles Chaplin.
Chaplin le contrató como actor de reparto en "Luces de la ciudad", donde hacía el papel de guardia, siendo el mencionado Chaplin el que le abrió el camino para que la Metro Goldwyn Mayer
lo contratara como dialoguista y guionista, ya que en aquella época se
rodaban versiones en español con destino al mundo hispano (muy conocida fue en su momento la versión hispana del Dracula de Tod Browning). Una vez
consolidado como residente en Hollywood, comenzó a atraer a la Meca del cine a muchos de sus amigos entre los que se encontraba José López Rubio, Eduardo Ugarte, Tono, Luis Buñuel y Enrique Jardiel Poncela.
Charlie Chaplin y Edgar Neville |
Pero la tierra tira mucho y Neville volvería a España, un país en el que el cine todavía no tenía gran tirón, pero gracias al "hijo prodigo" el séptimo arte se encontraría entre las actividades favoritas de los españolas. En los años 1930 se separó de su esposa, relacionandosele sentimentalmente con Conchita Montes, una aristócrata intelectual y artista bien relacionada, la cual en parte le salvó de ser fusilado durante la guerra civil. Él y Conchita Montes colaborarian en una cantidad importante de películas tras el conflicto civil, siendo la actriz una de las primeras espadas del cine español en aquellos años 40.
Conchita Montes, musa y pareja de Neville |
Si algo hay que destacar del cine de Neville es la introducción del cine negro en el país sin olvidar las raíces propias de España y más concretamente del aire castizo de Madrid con películas como "La Torre de los Siete Jorobados", "Domingo de Carnaval" (con un jovencisimo Fernando Fernán Gómez) y muy especialmente "El Crimen de la Calle de Bordadores".
Tampoco podemos olvidarnos de películas de una categoría grandisima como "La Vida en un Hilo" donde se mezcla la fantasía, la comedía y algo de drama reflexiando sobre los mecanismos del azar, sirviendo como alegato
contra la burguesía entendida como enfermedad del alma o obras como "Nada" basada en la renombrada novela de Carmen Laforet. Tampoco debemos olvidar que Neville contribuyo al teatro del momento, estrenando obras como una versión teatral de la mencionada "La Vida en un Hilo"en 1959. Edgar Neville falleció en 1967.
No voy a decir que Neville es un cineasta olvidado, pero si es desconocido por gran parte de la sociedad española (incluso cinéfilos) que se acuerdan con notable acierto de nombres como Berlanga, Buñuel, Bardem... sin pensar que antes de esos grandes hubo otro tan grande como ellos que merece un reconocimiento por parte de todos.
A continuación, he realizado una lista de las que, en mi opinión, son sus mejores películas.
Sus mejores películas
1. La Vida en un Hilo
2. Domingo de Carnaval
3. La Torre de los Siete Jorobados
4. El Crimen de la Calle de Bordadores
5. Nada
6. El Último Caballo
7. Mi Calle
8. El Baile
9. La ironía del dinero
10. Duende y Misterio del Flamenco
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