Ubicado en el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York, está esa mujer misteriosa de tez pálida y de vestido sumamente negro, lo que hace aún más si cabe que destaque el tono blancuzco de la dama en cuestión, la cual no es desconocida a pesar del título.
La mujer era Virginie Amélie Avegno Gautreau, una joven criolla nacida en Nueva Orleans, esposa del banquero francés Pierre Gautreau, siendo ella muy reconocida por su belleza... e infidelidades. Virginie vestía sofisticadamente y no dudaba en empolvarse y teñirse el cabello
en un tiempo en que maquillajes y tintes no era algo propio de las damas honestas. Su belleza fascinaba a los artistas y sería precisamente el pintos
John Singer Sargent el que trataría de plasmar la belleza de una mujer poco convencional, atrayendo para sí el escandalo.
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El aparentemente atrevimiento de la figura de aquella mujer ("los franceses tolerarían el adultero, pero nunca lo admitirían") más el estilo de vida de la modelo, que aparentemente insinuana el cuadro, hizo que fuera retirado y su pintos vilipendiado.
La madre de Virginie le rogó a Sargent que retirara el
retrato del Salón, pero lo único que hizo fue repintar el tirante en su
sitio, renombrandolo como "Retrato de Madame X", para aportar un toque de
misterio. El escándalo hizo que Sargent dejara de recibir encargos en
Francia, yéndose a Londres, donde se convertiría en uno de
los más solicitados retratistas de la alta sociedad británica y
estadounidense. Mientras otros pintores retrataron a Virginie, aunque ninguno con la sensualidad con la que lo hizo Sargent y que causó que fuera literalmente expulsado de Francia.
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