La Gran Guerra del 14, que había comenzado en la tierra, acabó en los cielos. No es extraño: apenas habían pasado algo más de 10 años desde las primeras pruebas de los hermanos Wright y, por lo tanto, apenas se usaban por motivos bélicos, excepto para pruebas de reconocimiento y poco más, pero el poder destructivo del hombre iba más allá de eso. Una prueba lo tuvimos en un hombre que se convirtió en leyenda. Era alemán y su nombre era Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen, hijo de una familia aristocrática, el cual fue conocido como "Barón Rojo".
Comenzó en caballería, pero muy pronto estuvo al mando de su característico Albatros de color rojo comenzando a ser mitificado por sus compatriotas y temido a la par que odiado por sus rivales, los cuales no podían hacer nada frente a sus buenas capacidades a la hora de volar y derribar a todos aquellos que se ponían en su camino.
La unidad que el dirigía (y que era conocida como el circo volador por sus colores llamativos y forma de moverse) fue responsable directa del derribo de 151 aviones británicos, contra 66 de las propias, durante Abril de 1917. Por ello, Manfred recibió la medalla Pour le Mérite.
Aún se desconocen aspectos de su muerte en combate, incluyendo entre tales misterios el nombre del militar que lo abatió. Era 21 de abril de 1918 y todavía quedaban unos meses para que terminase la que sería conocida como Primera Guerra Mundial; la guerra de la que en el 14 se decía que iba a durar semanas y duró algo más de 4 años.
A pesar de que lo temían, sus enemigos también lo respetaban. Fue enterrado con todos los honores militares por los británicos, los cuales le rindieron un sentido tributo. Su ataúd, cubierto de flores, fue llevado a hombros por miembros del escuadrón 209. Los soldados australianos presentaron armas y lanzaron tres salvas en su honor. En la lápida de aquel as de ases de la aviación que es el Barón Rojo se encuentra en el mismo lugar donde cayó, con un conmovedor epitafio:
Comenzó en caballería, pero muy pronto estuvo al mando de su característico Albatros de color rojo comenzando a ser mitificado por sus compatriotas y temido a la par que odiado por sus rivales, los cuales no podían hacer nada frente a sus buenas capacidades a la hora de volar y derribar a todos aquellos que se ponían en su camino.
La unidad que el dirigía (y que era conocida como el circo volador por sus colores llamativos y forma de moverse) fue responsable directa del derribo de 151 aviones británicos, contra 66 de las propias, durante Abril de 1917. Por ello, Manfred recibió la medalla Pour le Mérite.
Aún se desconocen aspectos de su muerte en combate, incluyendo entre tales misterios el nombre del militar que lo abatió. Era 21 de abril de 1918 y todavía quedaban unos meses para que terminase la que sería conocida como Primera Guerra Mundial; la guerra de la que en el 14 se decía que iba a durar semanas y duró algo más de 4 años.
A pesar de que lo temían, sus enemigos también lo respetaban. Fue enterrado con todos los honores militares por los británicos, los cuales le rindieron un sentido tributo. Su ataúd, cubierto de flores, fue llevado a hombros por miembros del escuadrón 209. Los soldados australianos presentaron armas y lanzaron tres salvas en su honor. En la lápida de aquel as de ases de la aviación que es el Barón Rojo se encuentra en el mismo lugar donde cayó, con un conmovedor epitafio:
"Aquí yace un valiente,
un noble adversario
y un verdadero
hombre de honor.
Que descanse en Paz"
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