miércoles, 10 de octubre de 2018

El Pacto del Pardo

Antes de nada conviene aclarar que el turnismo o bipartidismo ya había sido establecido con motivo de la Restauración Borbónica en la persona de Alfonso XII por Antonio Cánovas del Castillo con la base de dos partidos, el Partido Conservador, liderado por el mismo, y el Partido Liberal, dirigido por Práxedes Mateo Sagasta, los cuales favorecerían cierta estabilidad a la castigada España durante el Siglo XIX (guerras carlistas, conatos independentistas en Cuba, pronunciamientos, regímenes débiles, ...). Sería bajo el Gobierno de Cánovas cuando se aprobó la Constitución de 1876, redactada por el jurista Manuel Alonso Martínez, estableciéndose una necesaria alternancia pacífica en el poder (Sistema Canovista). Lo que no contaban tanto Cánovas como Sagasta es que el Rey pudiera fallecer en poco tiempo... y así parecía ser. 


Alfonso XII estaba muy enfermo de tuberculosis y parecía que el final era más que evidente. Es por eso que Cánovas y Sagasta se reunieron el 24 de Noviembre de 1885, alcanzando un acuerdo que diera estabilidad al país en lo que sería una especie de autoafirmamiento en el turno de partidos donde no hubieran sobresaltos. Lo que parecía claro es que la Consorte Real, María Cristina de Habsburgo-Lorena, entonces embarazada del futuro Alfonso XIII, ocuparía la Regencia de España. 

Primero uno; después el otro

Hay fuentes que dicen que más que un Pacto (llamado del Pardo pues allí tuvo lugar) fue más bien una entrevista de ambos lideres donde acordaron que había que tener una firme voluntad de consenso en un período crítico para el devenir político del país. Lo que si es evidente es que el General Martínez Campos posibilitó dicho encuentro. 

La Reina jura la Constitución

El Rey falleció el 25 y es verdad que hubo cierta estabilidad en España, aunque con los clásicos conatos independentistas en los territorios de Ultramar que dieron más de un quebradero de cabeza tanto a Cánovas (más belicista: "Para acabar con la insurrección en Cuba sólo hacen falta tres balas, una para Martí, otra para Maceo y otra para Gómez") como a Sagasta. Todo comenzó a torcerse con la desaparición de Cánovas (por asesinato anarquista en 1897) y Sagasta, el cual tenía 77 años. La aparición de nacionalismos periféricos, el desastre de 1898 y el rechazo en muchos aspectos (con una crisis de por medio) de algunos de la idea de España (y varías cosas más), así como un creciente antimilitarismo, sumió otra vez al país en una crisis que el Monarca Alfonso XIII por circunstancias y errores propios (muy graves), y sus colaboradores no supieron atajar.

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