Las lemuralias

Los romanos creían en el más allá. Las larvae ("larvas") o lemures eran los fantasmas o espíritus de la muerte. Algunos escritores antiguos describen a los lemures como los espíritus de la muerte,  dividiendolos en dos tipos: los lares, los cuales eran las almas benevolentes de la familia, que protegían la domus (o casa), y las larvae (o inquietas), que eran las almas de los que en vida habían sido horribles y malvados. Sin embargo,  la idea común parece ser que los lemures y las larvae eran lo mismo, por lo que en ellos englobamos a los seres malignos. De ellos se decía que vagaban por la noche, atormentando y asustando a los vivos. 

Las palabras lemur o larva parecieron quedar en el subconsiente de alguno que las utilizaron para denominar otros seres. Me estoy refiriendo al celebre naturalista Carlos Linneo, el cual le puso el nombre de lémur a unos pequeños primates naturales de la isla de Madagascar por sus grandes ojos, hábitos nocturnos y los sonidos tremendos que hacen por la noche. Por su parte, también acuño el uso moderno de la palabra larva para denotar el estadio de oruga en el ciclo vital de los insectos. 

Volviendo a los romanos, El 9, 11 y 13 de mayo, se celebraba la Lemuralia (o Lemuria), una fiesta, que algunos han tachado de siniestra, dado que se realizaban ritos de exorcismos a los difuntos para impedir que embrujarán sus hogares, aparte de que a los espectros de los muertos inquietos se los aplacaba con ofrendas de granos (especialmente judías negras). Dicen que la fiesta fue instituida por Rómulo, uno de los dos gemelos que fue amantado por una loba (los cuales fundaron la ciudad de Roma), el cual, según la tradición (poco fiable, dicho sea de paso) fue el primer Rey romano. 

He leído que algunos (pocos, pero algo es algo) consideran que las lemuralias corresponderían con la fiesta actual del Día de Difuntos, pero lo cierto es que, aparte de que la referencia es vaga (más allá de los espíritus o difuntos), no es así.