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viernes, 8 de mayo de 2015

Y volvió

La Segunda Guerra Mundial contó con muchos frentes donde se decidió el destino del planeta. Uno de ellos, de los más importantes, tuvo lugar en el Pacífico. Para defender posiciones, el ejercito de los Estados Unidos contó con uno de los grandes militares de su historia, que sería Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas durante la contienda mundial, el General Douglas MacArthur. 


Hombre enérgico y patriota, MacArthur tuvo que lidiar con las embestidas japones que querían hacerse con los territorios del Pacífico sur, que correspondían entre otros a Australia, Filipinas y Nueva Guinea. Los propios australianos ofrecieron a MacArthur su propio ejercito, iniciándose la defensa del territorio frente a los japoneses. Los combates comenzaron en Nueva Guinea y se expandieron por todo el Pacífico. Los japoneses, a pesar de la resistencia, consiguieron ocupar los territorios. 


MacArthur nunca acepto la derrota. No estaba en su ADN. El General sabía que la guerra le debía una revancha y ésta llegaría tarde o temprano. "Volveré" soltó en medio de un discurso, sabiendo que los japoneses brindaban por una victoria sobre el mejor de los Generales estadounidenses. 
Poco podían sospechar los nipones que MacArthur cumpliría su promesa. Las fuerzas aliadas, comandadas por el General MacArthur, desembarcaron en la isla de Leyte el 20 de Octubre de 1944. La posición en el archipiélago se consolidaría con la batalla de Luzón tras un fuerte combate, y a pesar de un contraataque japonés. 

Desembarco en Leyte

Con la reconquista de las islas, MacArthur trasladó su cuartel general a Manila, con el fin de planificar la invasión de Japón. Dicha planificación se anuló debido a la rendición japonesa tras los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki, que puso punto y final a la Segunda Guerra Mundial. El 15 de Agosto de 1945, El propio General recibió la rendición formal de Japón. 


Esta es la historia que ha hecho del General Douglas MacArthur una leyenda dentro de la historia militar. El hombre que ni en la más profunda de las adversidades, se rindió ante el enemigo. El hombre que dijo que volvería... y volvió.

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