Páginas

viernes, 8 de mayo de 2015

Genios de la Literatura: Heinrich Heine

Heine es considerado, no sin razón, como el último poeta del Romanticismo, así como su enterrador, puesto que pasa de las palabras metafóricas propias del carácter romántico al lenguaje más cercano y preciso, acercándose de esta forma al realismo. 


Christian Johann Heinrich Heine nació el 13 de Diciembre de 1797 en Düsseldorf, Imperio Alemán. Heinrich fue el hijo primogénito de un comerciante de telas. Su familia era de origen judío, por lo que acudió a una escuela israelita privada. La Ley cambiaría un tiempo después y así pudo asistir a escuelas cristianas, que hasta ese momento estaban vedadas a los niños de ascendencia judía. 
El joven Heinrich asistió a la entrada de Napoleón a su ciudad cuando ésta y el ducado de Berg habían sido cedidos a Francia por Baviera, motivo por el, posteriormente, cuando fue perseguido en Alemania a causa de sus ideas liberales y republicanas, pudo aspirar a la ciudadanía francesa.
Heine trabajo inicialmente en las telas, algo que combinaba con sus actividades personales, llegando a tener contacto con la masonería, al igual que su padre, aunque ambos fueron marginados en cierta media por ésta por su origen judío. 

Amelie, prima y primer amor de Heine

No obstante, la idea que se tenía para Heinrich era el que fuera abogado, aunque ésto no lo atraía especialmente. Todo cambio cuando asistió al seminario de "Historia de la poesía y la lengua alemana" de August Wilhelm Schlegel, el cofundador del Romanticismo. Schlegel ejerció una gran influencia sobre el joven en aquellos años. En el semestre de 1820, Heine asistió a la Universidad de Göttingen de la que fue expulsado debido a que reto a un grupo de personajes a un duelo porque éstos lo habían ofendido por su ascendencia judía. 
Sería en la Universidad de Berlin donde entraría de lleno dentro del circulo literario de la época, publicando sus primeras obras con un éxito dispar. Un ejemplo lo tenemos en sus tragedias Almansor y William Ratcliff a las que les había dado n lugar especial y que, sin embargo, se publicaron con poco éxito. Heine escribiría unos diarios de viaje, que serían publicados, y se convirtió al Cristianismo. 

Estatua de Heine en Berlin

Heine se convirtió en el escritor más popular en lengua germana de las siguientes décadas, siendo su editor, Julius Campe, el que se  haría rico. Para su desgracia, nunca pudo vivir de los ingresos derivados de sus éxitos literarios.Sus estrecheces económicas no lo hicieron despegar y podemos decir que Heine vivió en la pobreza más absoluta, llevándole a un pesimismo atroz, que lo llevo del Romanticismo, al que tanto había gloriado, a un realismo atronador. 
Su simpatía por el socialismo utópico tampoco le ayudo precisamente. Heine se exiliaría, pasando sus últimos ocho años de vida medio ciego y medio paralítico, en una cama, sobre cuatro colchones. Heine, no obstante, vivía para la literatura y escribió un prólogo para la edición francesa de el Quijote. Heine era un gran admirador de Cervantes en general y del Quijote en particular. En el caballero de la triste figura veía "la mayor de las sátiras contra el entusiasmo humano", y en el mando de Lepanto al fundador de la novela moderna", algo que es objetivamente cierto. 


Heine falleció el 17 de Febrero de 1856 en París, Francia, en la pobreza más absoluta, aunque la inmortalidad literaria ya la había conseguido. En cuanto a la divina, ya lo había dicho en el mismo lecho de su muerte: "Dios me perdonará: es su oficio".
Su vida y obras se puede consultar en: Heinrich Heine-Wikipedia

No hay comentarios:

Publicar un comentario