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lunes, 27 de mayo de 2013

Déficit a la carta

Una de las mayores tropelías que se puede hacer siendo dirigente político es querer ser mejor que los demás. Y eso hoy por hoy es lo que pasa en Cataluña, cuyos dirigentes se han visto desbordados por la situación que ellos mismos han generado, sacando el dinero no para cosas importantes como la educación o la sanidad, sino para financiar sus propias ideas políticas olvidandose del bien común y de que si bien es verdad que hay nacionalistas en su región, también han gente que no lo es y que es tan catalana como ellos (o más).
Lo que resulta llamativo en esta historia es que mientras echan pestes de España en Cataluña, en Madrid piden dinero porque resulta, aunque ellos no lo digan, que son unos dirigentes ineptos que han llevado a una región antaño tan prospera como Cataluña a la ruina más absoluta.

 
El Señor Rajoy, como Presidente del Gobierno que es, tiene que controlar en que se gasta el dinero de todos los españoles. No se puede consentir que desde Cataluña o cualquier otra región se utilize el dinero con fines espureos y no en favor de la sociedad.
Si realmente el dinero se administrara de forma ecuánime no existirian estos problemas de déficit. El Gobierno tampoco puede favorecer a unas Comunidades que han sido mal gobernadas, donde se ha hecho con el dinero lo que les ha dado la gana, y perjudicar a las que efectivamente han echo las cosas bien.
No me quiero reiterar, pero estos problemas de déficit se veían venir desde hace mucho tiempo. Las Comunidades Autonomías han supuesto un gasto innecesario para el Estado, generandose una crisis tan fuerte como esta porque había que darle una cierta Autonomía propia a los vascos y catalanes y, ya que estamos, creamos 15 Autonomías más y dos Ciudades Autónomas poco después. Algo que desgraciadamente es muy propio de la derecha: damos todo (osease dinero) para que se callen. Pero ellos siempre quieren más. Y lo peor es que lo hacen en nombre de su región, como si todos sus ciudadanos estuvieran de acuerdo con ellos. Les recuerdo que eso es más propio de una dictadura que de una Democracia. Aunque tampoco es de extrañar porque el nacionalismo es de facto un régimen totalitario, en el que no se admite cualquier opinión divergente.
Para terminar, decir que el dinero de los españoles es de todos y si una región lo necesita es deber de los ciudadanos españoles ayudarla, pero no para financiar una idea o a un partido político que desgraciadamente se ha hecho de forma habitual en estos años de luces y sombras de nuestra Democracia.

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