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sábado, 21 de diciembre de 2019

El hombre que ayudó a sus hermanos guanches

Antes de que resonaran los tambores de guerra en la isla de Tenerife... ya durante la conquista... se cuenta que aquel guanche que conocimos como Gaspar Fernández después de la conquista sobrevivió a la conquista. Muchos abrazaron la Fe Cristiana; otros (los menos) continuaron con sus tradiciones prehispanicas, en regiones muy escarpadas de la isla. Gaspar Fernández, ya fuera por convicción o simplemente por superviviencia se unió a los conquistadores, que venían de la mano del de Lugo, el Adelantado de Tenerife.


Dicen que estaba emparentado con el Mencey de Abona, algo que no era cierto, lo cual lo situa en una posición no menos prestigiosa, ya que estamos hablando de un individuo que supo ganarse su propio futuro a principios del Siglo XVI. Gaspar supo gestionar ciertos privilegios con una extraordinaria habilidad para favorecer el bienestar de muchos de sus hermanos guanches.  
Documentado por el historiador Gabriel Betancor Quintana en su obra "El destacado papel de Gaspar Fernández en la integración y aculturación de los guanches" (enlace) el vinculo con el de Lugo debió ser notable pues tanto a él como a dos de sus hermanos los toma como criados y gente de confianza. Avecindado en la Villa de Arriba de San Cristóbal de la Laguna, las actividades económicas de Gaspar estaban vinculadas a la ganadería caprina y porcina, a la distribución de tela y ropas entre otros indígenas, a la compra e intercambio de esclavos (negros y moriscos), e incluso a actividades de intermediario en el comercio de cereal entre las islas de Tenerife y La Palma.

Alonso Fernández de Lugo

La labor de  Gaspar en la aculturación, en la asimilación de los guanches a la sociedad a la que se habían visto forzados a vivir fue importantisima: apoyó a sus hermanos de entia, valiendose de la confianza del Adelantado, daba trabajo, principalmente de ganaderos, a los guanches libres para impedir que éstos fuesen esclavizados, generando beneficios económicos para ambos (ellos y él) y en tiempos de pobreza proporcionó trigo a los guanches que vivían expatriados en La Palma, además de vestidos y (lo más importante) se dedicó a gestionar la libertad de guanches ya esclavizados.


Cuenta Quintana que "Para conseguir la libertad de sus connaturales, Gaspar se valía de la riqueza que paulatinamente fue atesorando para comprar de diversos propietarios a los esclavos guanches y hacerlos de su propiedad para posteriormente otorgarles carta de alforría, a cambio de que pagasen parte del importe de sus rescates". Para los guanches o descendientes de éstos, Gaspar Fernández fue algo así como un Oskar Schindler para los guanches. Éstos evitaban permanecer en la esclavitud precisamente gracias a la compra inicial por parte de Gaspar Fernández, algo que resulta paradojico, teniendo en cuenta que una parte de esas compras provenian de la mencionada compra e intercambio de esclavos negros y moriscos.

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