Calles y falta de memoria

Resulta curioso que ahora cierto periódico de Tenerife, antaño pro ATI y ahora pro PSOE y declarado enemigo de ATI, saque un supuesto viejo estudio del Ayuntamiento de Santa Cruz donde se propone cambiar varias el nombre de varias calles de Santa Cruz por incumplir la ley de la mal llamada memoria histórica, desde Alcaldes o Presidentes del Cabildo como Francisco La Roche, aunque lo más lamentable es que se hable de cambiar todo lo que tenga el nombre del General García Escámez, una de las personas más queridas de Canarias. Capitán General de Canarias durante los años 40.

Creo que hemos llegado a un límite en el que pretendemos borrar la historia de un plumazo, aunque sean 40 años. Dejando de lado si es conveniente o no que haya calles en sitios de la Península con el nombre de Largo Caballero o la Pasionaria o la evidencia de que zonas como la Rambla de Santa Cruz, por ejemplo, era normal que cambiaran su nombre de Rambla General Franco (aunque nadie la llamaba así) me consta que dentro de la política y sociedad canaria hubo gente muy brillante que hizo mucho por el pueblo y que no eran unos paniaguados, como muchos políticos actuales, que han venido a la política no a ser útiles, sino importantes. Borrar del callejero a personas importantes que tienen una gran trascendencia actual no sólo sería injusto con ellos, sino sería la prueba evidente no ya de intentar ganar algo después de 40 años de Democracia, sino de la ingratitud de la que históricamente hace gala el ser humano. Es que si fuera por ello, hasta Galvan Bello sería borrado de la historia, aunque quizás sean más buenos, teniendo en cuenta que fue pieza importante de la Transición en Canarias.

Durante el franquismo, que era todo lo mala que podía ser una dictadura, en la política e incluso en las Fuerzas Armadas hubo gente honesta, trabajadora y que hizo muchas cosas por el pueblo. Por eso, hay zonas de España donde aún se conservan calles con nombres de alcaldes porque, más allá de la política, trabajaron por el bienestar social de su municipio. Borrar eso; negar lo evidente es negar una parte de nosotros mismos. De lo que fuimos, somos y podemos llegar a ser.