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viernes, 26 de abril de 2019

Responsabilidad de expresión

La verdad es que desconocía quién era el tal David Suárez; de hecho, puedo decir que me muevo en un ambiente de redes sociales bastante selecto como para perder el tiempo con semejantes personajillos, que van de graciosos, pero al que seguro que le daban cogotazos en el colegio (y así se quedó). Lo lamentable es que aún haya gente que se ría o tolere determinadas ofensas (en este caso a las personas con síndrome de down, aunque también se ha burlado de las personas que padecen cáncer) en base a la libertad de expresión. Peor aún; dicen que eso es humor y, para que no suene más absurdo de lo que ya es, se atreven a añadirle el calificativo de "negro".Resulta que esas personas llaman "humor negro" a reírse de unas personas que merecen todo el respeto por parte de todos. 
Decía Groucho Marx que "no reírse de nada es de tontos y reírse de todo es de estúpidos". No sólo tiene razón, sino que desgraciadamente en España hay mucho estúpido que no sólo considera a eso humor, sino que dice que eso es libertad de expresión que debe ser algo como la nueva pizarra: que lo aguanta todo. Claro que no se como se habrian sentido esas personas tan defensoras de eso que ellos denominan libertad de expresión si su hijo tuviera síndrome de down. Eso no sólo denota falta de empatía, sino una falta de valores propio de una sociedad que se va literalmente por el sumidero. No se trata de tener unas creencias religiosas o no; se trata de un respeto que algunos no tienen y que por ende refleja la clase de personas que son.
Por eso en nuestra libertad tenemos que ser responsables y por encima de todos respetuosos. NO vale usar frases hirientes para decir que eso era humor o "humor negro". No lo condenaria desde un punto de vista penal, aunque si le obligaría a pagar por daños morales contra las personas con síndrome de down, así como a hacer cursillos de sensibilización (algo que le haría falta a más de uno). Siendo gravisimo el tuit publicado, peor es aún que no haya recibido una condena social por parte de algunos que tienen la indecencia de compartir semejante barbaridad. Y puestos a hablar de libertad la empresa que lo tenía contratado lo acabó echando (algo que le pareció mal a esos que dicen defender la libertad).

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