Damocles... ¡cuídado con la espada!

Esta leyenda, "añadida" de forma tardía a la cultura griega clásica, nos es referida por Cicerón como una historia de corte moralista, que bien pudo basarse en una anécdota relatada por Timeo de Tauromenio siglos antes. 

Cuenta la historia que Damocles era  un cortesano excesivamente adulador en la corte de Dionisio I, un tirano de Siracusa, Sicilia del siglo IV a. C. A tanto llegó su adulación que propagó que Dionisio era dichoso al disponer de tal poder y riqueza a diferencia de él, que vivía en la pobreza. Dionisio, enfadado y con ganas de escarmentar a Damocles, se ofreció a intercambiarse con él por un día, algo que el cortesano aceptó encantado.

Dionisio lo sentó en su Trono y ordenó a una multitud de sirvientes que le agasajaran, mimandole hasta extremos increíbles. Fue en esos dulces momentos cuando al mirar hacia arriba vio una afilada espada que colgaba atada por un único pelo de crin de caballo apuntando directamente sobre su cabeza.

En ese momento se le quitaron las ganas de todo al ver que su vida en todo momento estaba amenazada por dicha espada, que podía caer en cualquier momento, pidiendole al legitimo Rey volver a su antiguo puesto. Lo que no sabía Damocles era que ser Rey, a pesar de las grandes comilonas y aparentes lujos, no era facil. Nos cuenta Cicerón que Dionisio se había granjeado muchos enemigos, estando atormentado por el miedo a ser asesinado hasta el punto de que dormía en un dormitorio rodeado de un foso. Los que trabajan en el poder viven con la ansiedad de ser derrocados e incluso ser asesinados. Damocles se dio cuenta que no podía haber felicidad ante tantos temores. 

De esta forma se utiliza la expresión "espada de Damocles" para describir un peligro inminente (o para una persona con responsabilidades también puede significar el miedo a perder el poder que ostentan). También se usa la expresión "colgando de un hilo" para decir que una persona está en una situación difícil, que puede acabar con él. Está claro que Damocles no quiso vivir ni un segundo ante tal peligro.