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domingo, 25 de febrero de 2018

El maligno estaba en el Teide

Contaban los guanches que dentro del pico se hallaba preso un ser maligno capaz de destruir e incendiar todo a su paso. Dicho ser era Guayota (cuya palabra originaria pudo ser wa-yewta, traducida como "golpear", "combatir" o "el Destructor").


Fray Alonso de Espinosa, uno de los primeros historiadores de Tenerife, escribió:
"...Con todo esto conocían haber infierno, y tenían para sí que estaba en el pico de Teide, y así llamaban al infierno Echeyde, y al demonio Guayota..."
El hecho de que el Teide, al que ellos llamaban Echeyde, entrase en erupción pudio hacer que los primeros habitantes de la isla creyeran que dichos fenómenos eran debidos a que Guayota estaba enfadado o quería salir del volcán. Lo cierto es que los castellanos no tardaron en asimilar a dicho ser con el diablo cristiano, el cual habitaba en el interior de la tierra (dentro del Teide), que era identificado con el infierno. 
Los guanches, que es verdad que pastoreaban por la zona, le tenían un gran miedo a Guayota y cada vez que el Teide entraba en erupción parecía que iba a tener lugar el fin del mundo. Contaba el médico e historiador natural de San Miguel de Abona, Juan Bethencourt Alfonso, el cual recogió gran información de los habitantes de la zona, en su mayoría campesinos y agricultores, que  Guayota era asistido por varías entidades malignas menores, las cuales representaban a diferentes fenómenos como el viento o los terremotos. 

Juan Bethencourt Alfonso

Existe una leyenda en torno a su figura: se dice que hubo una lucha ente Guayota y el dios supremo Achamán, ya que Guayota había encerrado a Magec, Dios del sol, en el interior del Teide, sumiendo en la oscuridad a todo el mundo. Los guanches pidieron clemencia a Achamán, quien tras una dura batalla, derrotó al maligno, liberó a Magec y taponó el cráter con Guayota en su interior, poniendo un tapón, el cual es el conocido como Pan de Azúcar, el último cono, de color blanquecino del pico Teide. La lucha entre el bien (Achamán) y el mal (Guayota).


Hay dos versiones sobre por qué los guanches encendían hogueras cuando el Teide entraba en erupción: para espantar a Guayota o para que si Guayota lograba salir, creyera que seguía en el infierno y pasase de largo sin hacerles nada.

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